Hace poco tuve la oportunidad de ver la película “El discurso del rey” y me encantó. Pasa el tiempo y la historia de un rey con la caracteística de tener tartamudez está triunfando en los cines y también entre los jurados de los más importantes galardones cinematográficos. El domingo por la noche “El discurso del rey” obtuvo el Goya a la mejor película extranjera. Y de aquí a los Oscar acaparará algunos más, lo que de paso también vendrá bien para visibilizar un trastorno tan común como incomprendido. Cualquiera que haya tenido o tenga a un disfémico en su círculo, entenderá la pesadilla que para Jorge VI, el monarca interpretado por Colin Firth, debió suponer la perspectiva tremenda de tener que dirigirse a su nación.
Y en un momento histórico, en vísperas de otra gran guerra, en el que las palabras, pero también la entonación y el ritmo, eran cruciales en la titánica tarea de mantener el ánimo alto. Pero para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que consiguió, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este “defecto” del rey.
Os recomiendo que la veais.
Mentxu