A mi amigo, Elías Neuman

Hoy, cuando volvía de regreso a casa, una amiga me comunico de tu fallecimiento. En un primer momento creí escuchar mal y puse cara de no entendimiento. Me lo volvió a repetir mi amiga y seguía sin creérmelo aunque una pena me invadía. Al entrar en casa lo primero que hice fue buscar por las vías de internet y allí encontré lo que me negaba a creer.

No sé si algún día llegaré a pisar tu tierra pero si lo hago te tendré presente, sobre todo, al pasar por el barrio de la Bocca, lugar que tantas veces me hablaste. Acompáñame, no te olvides, por favor.

Mi querido Elías, ha sido un lujo conocerte y tenerte. Ahí va un pequeño poema para ti con toda mi ternura.

PARA TI, ELÍAS

Esperanzado como los ojos de un niño.

Libertad en el amanecer del gran sol.

Intenso como el silencio que lame el alma.

Amarras los vaivenes entrecruzados,

Sonoro como la justicia penitente.

Nadabas en las aristas concretas del pequeño,

Emergiendo de casi todas las imposibilidades

Unías los recovecos de las fantasías

Marchando con tu sonrisa noble.

Al dibujar el espacio naciente

Navegas en un solfa de colores.

Mentxu

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