Las bibliotecas más libres, bonitas y pequeñas del mundo
Las cabinas de teléfono públicas se extinguen. ¿Te has fijado si en tu calle queda alguna? En algunas ciudades han decidido reconvertir esos habitáculos de comunicación en lugares de lectura y cultura libres.
Ciudadanos de Londres, Nueva York y Santiago de Chile promueven un nuevo uso de estas obsoletas casetas: son las cabinas biblioteca.
Londres:
Son las bibliotecas más pequeñas del mundo y tienen, además, otra peculiaridad: no tienes que dejar tus datos para obtener uno de sus libros. Siguen los principios del bookcrossing: se trata de dejar un libro a cambio del que deseas llevarte y devolverlo en cuanto lo hayas leído.
El periódico La Vanguardia muestra una de estas cabinas-biblioteca en un vídeo que puedes ver pinchando aquí.
Santiago de Chile:
Siguiendo el camino emprendido hace unos años reutilizando buses, bancos del parque e incluso árboles para ubicar bibliotecas comunitarias, la organización chilena “Biblioteca Libre” ha iniciado una campaña para convertir cinco cabinas de teléfonos en desuso en el centro de Santiago de Chile en pequeñas bibliotecas de acceso libre. La idea es que la gente coja un libro, lo lea mientras está en un parque u otro espacio público y después lo devuelva para que otra persona pueda disfrutarlo.
Nueva York:
hace más de dos años. Hasta ahora se mantiene en pie. La intervención de Locke forma parte de un proyecto suyo llamado DUB (Departamento de Mejoramiento Urbano).
Además de la idea de coger un libro y dejar otro en su lugar, una forma original y gratuita de compartir literatura, la principal finalidad es “reinventar” la función y estética de las cabinas telefónicas.
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Me parece una idea estupenda, aunque un poco difícil de poner en marcha aquí: las cabinas que quedan son aéreas, ya no quedan aquellas cuadradas de cristal, que serían las apropiadas para este proyecto. Siempre podemos dar un salto a las ciudades en las que están, claro.
Me encantaría pero qué sería del material puesto en ellas…Qué peligro con la gente que no respeta lo que es de todos…!!!!
Que idea más buena. Librería y telefonía juntos. ¿Creamos una nueva compañía de operadores de telefonía fija, móvil i librería? Podríamos llamarla librofón, librostar, libroigo.
Estaría bien poder reutilizar otros espacios con esta misma idea de intercambiar libros. En algunos bares ya hay estanterías o mesas con libros y la verdad es que a mi me parecen bares más acogedores, más bonitos… Tal vez se podría intentar algo en el metro, no sé muy bien qué… Metro Bilbao admite ideas. En espacios más abiertos tengo el mismo temor que muestra elisabet en su comentario y Lauri tiene razón en lo de las cabinas: las pocas que quedan son aéreas y me parece muy difícil poder colocar ahí una simple estantería.
Me agrada la manera en la que escribes, muchas gracias, seguiré leyendo tu weblog.
Muchas gracias por tu amable comentario: las aportaciones enriquecen y son bienvenidas, sobre todo si son positivas.
Saludos y un gran maullido del gato Llamp.