Quien fue a Sevilla…
¿Cuántas veces habremos escuchado Quien se fue a Sevilla, perdió su silla tras volver de una escapada al lavabo y ver que nuestro sitio estaba ocupado? El significado es que alguien pretende recuperar su puesto tras ausentarse o dejarlo vacante, ya que también puede aplicarse en términos laborales.
Su origen se remonta a la disputa por el Arzobispado de Sevilla entre un tío y su sobrino en el siglo XV, durante el reinado de Enrique IV.
El tío era el Arzobispo Alfonso I de Fonseca, que tras marcharse a Compostela para preparar el puesto que le habían dado a su sobrino como Arzobispo de Santiago, vio como a su vuelta éste último le había usurpado el puesto, proclamándose como Arzobispo bajo el nombre Alfonso II de Fonseca.
El Papa Pío II intercedió a favor de Alfonso I y envió una fuerza armada para desalojar al sobrino traidor. Con familiares así, ¿Quién necesita enemigos?
Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho que la frase haya variado de forma incorrecta, ya que realmente debería decirse: Quien se fue de Sevilla, perdió su silla.
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En casa añadiamos, quien va a Aragón pierde su sillón i quien va a Granada no pierde nada.
Recuerdo la frase como algo muy divertido, cuando conseguias”robar” la mejor silla a su primer propietari….
Sí, en casa también se alargaba con lo de Aragón. Lo de Granada no me suena.
Luego había aportaciones propias: quien fue a navarra pierde la barra; quien fue a Teruel se quedó sin él…