La Policía Foral ha imputado durante el mes de diciembre a 33 conductores como presuntos autores de delitos contra la seguridad vial, dos de cada tres por superar la tasa de alcohol permitida.
En concreto, según los datos facilitados hoy por el Gobierno, 21 conductores han sido imputados por etilometrías positivas, en 10 casos por triplicar la tasa y en cuatro por cuadruplicarla. Cabe destacar que dos de estos conductores habían sufrido previamente un accidente de tráfico.
Del resto de imputados, cuatro lo han sido por circular con un permiso sin vigencia tras perder todos los puntos, otros cuatro por conducir sin haber obtenido nunca el carné, tres por tener retirado el permiso por una decisión judicial y uno por conducir con síntomas evidentes de estar influenciado por bebidas alcohólicas.
De entre ellos, el Gobierno destaca el caso de un conductor vecino de Oteiza, de 29 años, a quien se le considera el presunto autor de un delito contra la seguridad vial por triplicar la tasa de alcohol permitida y al que además se le ha denunciado administrativamente por dar positivo en cocaína, cannabis, anfetamina y metanfetamina; así como por haber golpeado a otro coche y huir del lugar.
Los hechos ocurrieron el pasado 13 de diciembre, cuando unos agentes de la comisaría de Estella observaron un vehículo que circulaba con un fuerte golpe en la parte trasera y con el paragolpes colgando.
Los policías decidieron darle el alto pero el conductor se dio a la fuga al observar las señales acústicas y luminosas, huida en la que la gran velocidad que llevaba le obligó a corregir la trayectoria en varias ocasiones y adelantar a dos vehículos seguidos en raya continúa.
Al llegar a la localidad de Mendavia, el joven detuvo el vehículo, dejó las llaves en el salpicadero y sacó las manos por la ventanilla antes de admitir, sometido a las pruebas de alcohol y drogas, que había golpeado a otro coche y huido del lugar.
Otro de los 33 imputados es un vecino de Badajoz, de 55 años, que cuadruplicó la tasa de alcohol tras sufrir un accidente en la Ronda de Pamplona (PA-30) el 3 de diciembre.
El Gobierno indica que el hombre se negó a firmar las actas policiales y comenzó a gruñir a los agentes a la vez que les enseñaba los dientes y colocaba sus manos como si tuviera garras, tras lo cual intentó agredirles hasta que fue reducido y trasladado a dependencias policiales, por lo que se le ha imputado también como presunto autor de un delito de desobediencia y resistencia.