Irigoien, segunda entrega de “Orbetarrak”.

Tras Bestea da mundua, donde Joan Mari Irigoien nos trasladaba las vidas del matrimonio formado por Regina Aldasoro y Nazario Orbe, llega ahora Haragiaren gauak eta egunak, la segunda parte de la trilogía Orbetarrak, centrada en los hijos de los protagonistas de la primera entrega. Una nueva generación que pone ya un pie en el siglo XX y que nos hará avanzar hasta la guerra civil. Seis serán los hijos que tendrán Nazario y Regina, además de otro que, aunque fallecerá a los seis meses, propicia un punto de giro en la novela. Las distintas personalidades de los hermanos se revelan ya desde la infancia y se acentúan a lo largo de sus vidas, convirtiéndose, a veces, en abiertas diferencias. Irigoien construye sus perfiles suministrando información al lector de forma medida y dota a Domingo, Dámaso y Gabino de una especial profundidad.
Esta segunda entrega no se despega del mundo fabril ni de la enorme influencia que la religión tenía en aquella sociedad. A lo largo de casi mil páginas son numerosos los temas que aborda el escritor de Altza: la adopción de distintos ideales políticos por parte de los protagonistas, la situación del euskera, la moral estricta de la época, la identidad sexual, de alguna manera, los patrones de género, las relaciones de pareja, las relaciones entre hermanos, las pequeñas y grandes traiciones, y, por supuesto, la guerra que no pasará de puntillas por el seno de la familia Orbe.
Algunos de los pasadizos de Haragiaren gauak eta egunak podrán resultar familiares debido a lo que hemos oído y leído ya sobre la guerra civil, pero el foco está bien situado y es, como no podía ser de otra manera, la historia individual de los Orbe -la infancia de los hermanos, el desgaste de algunas relaciones, la consolidación de otras- lo que mantiene la tensión narrativa de la novela. A por la tercera.

Txani Rodríguez

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