LEONARDO PADURA
“El hombre que amaba a los perros” (TUSQUETS)
Es injusto lo que sucede con este escritor cubano, forjado en el periodismo, el guión cinematográfico y la crítica literaria. Es uno de los grandes autores de su generación -alabado, querido y muy leído en Cuba-, pero sin embargo entre nosotros es poco conocido. Y debería serlo más. Su serie criminal protagonizada por Mario Conde, primero policía del régimen y luego desencantado detective privado, es magnífica y un retrato imprescindible de lo que ha sido la Cuba de los últimos veinticinco años. Esta misma editorial está reeditando toda la serie, compuesta por seis novelas. Pero Leonardo Padura (La Habana, 1955) es mucho más, porque ha escrito ensayos, cuentos y otro tipo de novelas. “El hombre que amaba a los perros” es una de estas últimas. Cuenta la relación de un veterinario con aspiraciones de escritor y un enigmático hombre que pasea a sus galgos por la playa. El hombre sabe mucho de la vida de Ramón Mercader, el asesino de Trotski, el revolucionario ruso. Una historia que ilumina el pasado y nos hace comprender el presente.

JETTE A. KAARSBOL
“El libro cerrado” (LUMEN)
Con esta novela debutó literariamente en 2003 con gran éxito la escritora danesa Jette A. Kaarsbol (Hillerod, 1961). Profesora de danés e inglés, Kaarsbol nos traslada a la Dinamarca del cambio de siglo, cuando un tiempo, el del XIX, muere y otro, el del XX, comienza a aflorar. Son tiempos estimulantes para las mujeres que ven aparecer ante ellas nuevos horizontes, promesas de liberación y autoafirmación. Una de esas mujeres es Frederikke que cuando llega el momento de casarse decide hacerlo, no con el hombre escogido por su familia, sino con un joven médico procedente de una familia liberal. Pero el espejismo dura poco. Su matrimonio, sin ella saberlo, es de conveniencia y aunque hay respeto, poco queda del amor prometido. Frederikke, que nos lo contará todo a través de su diario, irá despertando a la vida entre la sorpresa y la indignación, pero en lugar de resignarse romperá barreras y transitará por caminos nunca antes recorridos por una mujer, todo lo contrario que su hermana Helena estandarte del conservadurismo más retrógrado. Muy sugerente.

URSULA K. LE GUIN
“Lavinia” (MINOTAURO)
Ursula Kroeber Le Guin (Berkeley, 1929) es una de las grandes damas de la literatura fantástica estadounidense. A punto de cumplir ochenta años, esta narradora, poeta y ensayista se encuentra en una buena forma envidiable. Autora de grandes clásicos como “La mano izquierda de la oscuridad”, “Los desposeídos” y la saga de Terramar, en los últimos años ha sorprendido con otra excelente saga, la de los Anales de la Costa Occidental, y ahora con “Lavinia”, novela que ha sido galardonada con el premio Locus este pasado mes de junio. En ella se recupera la historia que Virgilio contó en la “Eneida”, la llegada a Roma, cuando ésta no era más que una aldea, de los últimos supervivientes de Troya con Eneas a la cabeza. Lavinia es una joven lugareña que se niega a casarse con el hombre que su familia ha decido sea su esposo. Y es que una profecía afirma que se casará con un extranjero que no vivirá demasiado tiempo. Es entonces cuando las naves de los troyanos llegan remontando el río Tíber. Fabular el mito.

JO NESBO
“Némesis” (RBA)
Llegó sin hacer ruido, pero muchos aficionados al género negro se han hecho con su nombre. Del escritor noruego Jo Nesbo (Oslo, 1959) la editorial RBA publicó hace un par de años la novela que más fama le ha dado en el mundo “Petirrojo”. Era una novela criminal en la que aparecía entre nosotros por primera vez el personaje del policía Harry Hole. Un ser desnortado, alcoholizado y amargado, pero muy profesional, que tiene que investigar una trama relacionada con el pasado nazi de Noruega y que acaba con la muerte de una de sus compañeras más queridas. En “Némesis” se cuenta una historia autoconclusiva, pero en la que el pasado de Hole, lo que sucedió en la anterior novela, vuelve a surgir con virulencia. Nuestro héroe ha rehecho su vida con Rakel y sus problemas con la bebida parecen haber quedado aparcados. Pero un día aparece con una resaca monumental, sin saber cuándo ha bebido, y al lado del cadáver de Anna, una antigua novia. Además un atracador asesino está provocando una oleada de pánico por todo el país. Un escritor adictivo.

ALEX ROSS
“El ruido eterno” (SEIX BARRAL)
Este ensayo sobre la historia del siglo XX a través de su música es una pequeña joya. El libro nos lleva desde la Viena de antes de la Primera Guerra Mundial hasta el París de los años veinte; desde la Alemania de Hitler ó la Rusia de Stalin al Nueva York de los años sesenta. El crítico musical de la revista “New Yorker” Alex Ross (Washington, 1968) nos acerca la vida de los grandes compositores y los relaciona con los grandes acontecimientos de la Historia, a los que estuvieron más ligados de lo que puede parecer en un principio. Compositores que se rebelaron contra el conservadurismo musical, contra la indiferencia de las masas y que desafiaron incluso a los dirigentes políticos. Por aquí aparecen ordenados cronológicamente Strauss, Mahler, el “doctor Fausto”, Debussy, el folk, el jazz, Duke Ellington, Sibelius; Rusia, Estados Unidos y Alemania; la Guerra Fría, Benjamín Britten, Messiaen, los minimalistas, el rock… Ochocientas páginas para disfrutar.

CHRISTOPHE DABITCH-BENJAMIN FLAO
“La Línea de Fuga” (NORMA)
Este es un cómic absolutamente excepcional. Recrea ante nuestros ojos la pasión por el arte y la creatividad que se adueñó de París a finales del siglo XIX y especialmente habla de las tertulias poéticas en la que los participantes podían acabar a navajazos por opiniones encontradas sobre la validez de un soneto ó la calidad de unos versos. Al comienzo del libro encontramos discutiendo a los miembros del movimiento Decadente, un grupo entregado a la obra poética de Arthur Rimbaud, el autor de “Una temporada en el infierno”. Hace tiempo que sus poemas se publicaron y Rimbaud desapareció del mundo para perderse en negocios turbios en Somalia y Abisinia. Adrien, uno de Los Decadentes, no se conforma con su ausencia y va en su búsqueda para convencerle de que vuelva a Francia y escriba de nuevo. El guión es soberbio y en él se da la misma importancia a los hechos reales y a los ficticios, a las desventuras de Adrien y sus delirios. Y el dibujo es una obra de arte; un dibujo realista y deshilachado que se engrandece en los momentos de ensoñación y cuando recrea París ó los paisajes africanos. Uno de los álbumes del año.