Tras el libro de poesÃa Ate hautsiak y la obra de teatro Munduko jakintsurik tontoena, Oier Guillan acaba de publicar el poemario Eskuen Sustraiak (SUSA). El donostiarra ha conseguido trasladar una propuesta en la que, aÃsla del ruido y lo accesorio, la esencia de algunos fundamentos vitales: la duda, el miedo, la esperanza, la belleza incontestable de algunos momentos. Guillan parece detenerse en mitad de las rutinas y del cansancio que se desprende de las liturgias y de la sofisticación vacÃa de nuestra contemporaneidad – en algún momento podrÃamos decir quizá actualidad- para mirar de nuevo con calma a la naturaleza y al interior de sà mismo. Con una voz sugerente, trabajada y reflexiva, el poeta encierra en Eskuen sustraiak versos realmente hermosos que hablan en ocasiones de la incomprensión: He hecho señales de humo para que me vieras y se me han contaminado los pulmones, nos dice. Otras veces, como ocurre en el poema Zatoz, remite a la necesidad de quedarnos un momento en el otro: Pero hoy no es mañana. Ven. Lloraremos juntos. Le daremos descanso al cansancio. Por otro lado, este libro invita a lector a disfrutar del presente, a dotarlo de intensidad. También a rememorar el pasado para mirar al futuro. En definitiva Eskuen sustraiak es un libro que agradece ser leÃdo con calma y en el que resulta sencillo localizar sentimientos y emociones, que quizá por familiares pasan por los corazones sin ser suficientemente atendidos.
Txani RodrÃguez
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