La imaginación desbordada de Care Santos

¿Qué harían ustedes si unos fantasmales Philip Roth y Saul Below se les presentaran un día en casa para comprobar si guardan en sus bibliotecas algunas de sus obras? ¿Cómo reaccionarían al llegar a una isla en la que todos sus habitantes parecen haberse esfumadoLIBRO.Los que rugen de repente? ¿Se imaginan poder conocer al hijo que no nacerá?

A medio camino entre la autoficción y la imaginación, Care Santos, que regresa al cuento tras haber sido finalista del Premio Primavera de Novela en 2007, ha confeccionado un catálogo de desasosiegos, de espectros, de temores y de pérdidas. Escritos con un lenguaje natural y a menudo desarrollado con sutilezas argumentales, los relatos de Los que rugen (Páginas de Espuma) generan una combinación de extrañeza y curiosidad. Aunque a veces parece que sea el mismo corazón el que late en muchos de los personajes del libro, cada historia tiene un aliento singular. En algunas de ellas, especialmente en Confesión -en la que una escritora asesina a un periodista cultural- el humor es un elemento fundamental. En otras ocasiones, la ironía se impone como necesidad perentoria, porque cómo digerir si no la historia de un fallecido que regresa a su hogar y comprueba que ya no le importa a nadie, que es probable que si sus familiares le acompañan hasta la puerta cuando decide marchar es sólo porque desean asegurarse de que no se llevará ningún jarrón del pasillo. Sin duda, es mejor reírse un poco, cabecear con despreocupación, y no pararse a pensar en futuribles. Por si acaso.

Txani Rodríguez

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