Anjel Lertxundi desnuda su alma de escritor

Tomemos prestadas, por precisas, las palabras de la editorial Alberdania para identificar lo que no es Eskarmentuaren paperak: no es una autobiografía pero sí tiene algo de autobiográfico, no es un libro de memorias pero le debe mucho a la memoria; cercano al dietario no está sujeto, en cambio, a la cotidianidad; y aunque habla en primera persona, tampoco podemos decir que Anjel Lertxundi haya esLIBRO.Eskarmentuaren paperakcrito sobre sí mismo. En realidad, lo que encontramos en Eskarmentuaren paperak es un ensayo que tiene como cimiento las notas de un escritor. Estamos ante un trabajo que recoge reflexiones literarias enunciadas a lo largo de una carrera que se inició hace ahora cuarenta años con la publicación de su primer libro: Hunik arrats.

Podemos añadir que este ensayo es como una caja que contiene unos hilos de colores que, independientemente de las combinaciones que con ellos hagamos, constituyen de forma invariable un único tejido: la literatura. Algunos de esos hilos son aforismos ajenos, otros, conclusiones o preguntas propias. Algunos hilos hablan del euskera como lengua de escritura, otros de distintos pasajes tomados de la memoria y que alumbran de atrás hacia adelante. Hay hilos que muestran el poso que dejaron algunas lecturas, y los hay que tiran del hilo de otros autores. Hay, por tanto, muchos hilos, son todos distintos, pero componen una unidad que, además, cada lector podrá ir descubriendo en el orden que quiera.

Eskarmentuaren paperak es una lectura jugosa y enriquecedora, es una urdimbre de pensamientos bien trasladados muy estimulante. Durante la lectura, resulta inevitable no expresarle un agradecimiento mental al autor de este trabajo por haber puesto en papel estas reflexiones, lúcidas y elaboradas, y por dejarnos leerlas.

Txani Rodríguez

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