Esta es una novela profundamente literaria. Lo es en parte porque sus cuatro protagonistas están relacionados con la literatura de una u otra forma y con diferentes intensidades, y porque hasta los cameos son de escritores reconocidos, incluyendo uno del mismo autor. Es literaria porque está muy bien escrita y se aprecia el afán del autor por imprimir literatura a sus lÃneas, y también porque el tema que trata es, sobre todo, la propia literatura. En Enigma (Seix Barral) hay un escritor frustrado que, con unas cuantas novelas en sus cajones, tiene que contentarse con ejercer de profesor, mientras se dedica a atacar las obras en las que detecta la cobardÃa o la pereza de los autores a la hora de rematar el artificio. También aparece por aquà un poeta que se gana la vida con una actividad muy provechosa y de alguna manera muy literaria como es el asesinato, pero que acaba lanzado al camino de la gloria y atrapado en los vericuetos de una asociación de escritores. También aparece una escritora de novelas, autora al fin del manuscrito que leemos, que se siente feliz con las actividades poco literarias que practica, como ejercer de camarera en un bar exótico. Y una japonesa, en principio muda (ay, la sombra de Babel es alargada), cuya relación con el arte está basada en la música. Y ahà van nuestros héroes, a descubrir nuevos horizontes, a solucionar sus traumas, a enderezar sus vidas, a la búsqueda de la felicidad. Lo curioso es que el autor parece decidir que los problemas de sus creaciones deben ser solucionados pronto y lo hace a partir del primer tercio de la novela. Y asà los personajes encuentran su camino, arreglan su situación laboral, apañan los conflictos románticos y entran en una especie de nirvana para cuando se acaba el segundo tercio de la novela. Asà que hay que volver a empezar y darle unas cuantas vueltas a las cosas para que el tema no decaiga. Bien, el resultado es una novela curiosa, algo titubeante, a ratos ingenua, por momentos divertida, casi siempre pasional, y siempre entusiasta. Esta es la segunda novela de Antoni Casas Ros, un autor que parece tener una biografÃa enigmática y desgraciada, y, por desconocer la primera, estoy dispuesto a conceder a Enigma el rango de debutante. Y siempre concedo a las primeras publicaciones el beneficio de la confianza en el autor. Asà que vaya la recomendación. Pero no puedo pasar por alto algunos defectos serios de esta novela. Los encontramos principalmente en las escenas de sexo, por otra parte tan abundantes. Cada encuentro sexual parece diseñado para cumplir fantasÃas masculinas. Los personajes se encuentran e, inmediatamente, se lanzan al arrebato sexual, incluso aunque uno de ellos esté esperando a otra persona y el nuevo compañero sea un completo desconocido. Estos momentos parecen salidos de una pelÃcula pornográfica aunque estén contados con cierta ingenuidad perversa. Por el contrario las partes literarias son ingeniosas y brillantes, aunque desearÃamos mas ejemplos de esos finales desastrosos de novelas, que desatan la ira y el afán destructivo de uno de los protagonistas, y que casi quedan reducidos a Estrella distante de Roberto Bolaño. Y no se pierdan la aparición de Enrique Vila-Matas contando una historia que podrÃa perfectamente haber inventado, en su lÃnea de impostura literaria-vital. Antoni Casas Ros puede ser un magnÃfico autor a nada que consiga dominar sus impulsos adolescentes y logre equilibrar mejor sus materiales. Enigma es una buena muestra de su trabajo. Esperamos mas.
Félix Linares
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