Estaba a punto de ahogarse cuando aquella mano, asiendo con fuerza su cabello le sacó del agua de un certero tirón. Que curiosa es la sicologÃa humana. Cuando consiguió recuperar el resuello sintió un profundo arrebato de amor por su salvador. Le habrÃa abrazado y besado allà mismo aun sabiendo, que esa misma mano de hierro le iba a introducir, en breves instantes, su cabeza nuevamente en la bañera.
Roberto Moso
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