La soledad, el miedo y la incomunicación en los relatos de Pilar Adón

Tras la publicación de las novelas Las Hijas de Sara y El hombre de espaldas, del libro de relatos Viajes inocentes, que fue distinguido con el Premio Ojo Crítico, y del poemario Con Nubes y animales y fantasmas, la escritora Pilar Adón regresa al cuento con El mes más cruel; un volumen conformado por catorce relatos que se cierran con un poema independiente del texto que suceden. LIBRO.El mes mas cruelLos personajes del libro viven, en su mayoría, aislados, ya sea de forma voluntaria o inducida. La soledad, la incomunicación, la manipulación, la dificultad de ser realmente autosuficiente, el miedo y la carencia son algunos de los temas que se abordan en El mes más cruel, un libro que ofrece una lectura inquietante y compacta.

En el prólogo a este trabajo la escritora Marta Sanz señala: “Pilar propone una escritura en la que hay que encontrar el sentido, el sendero de miguitas en el corazón del bosque, a través de los rastros y la pisada del animal”. Efectivamente, es esta una escritura de la sugerencia. La voz de Adón, precisa y dotada de un gran lirismo, no alumbra, más bien envuelve. No señala, más bien oculta. No cuenta más bien calla, pero, curiosamente, el conjunto resulta elocuente, revelador.

La autora recrea atmósferas y ambientes con tanta destreza que terminan por ser, en el seno de una prosa muy contenida, un elemento narrativo fundamental. “A estos cuentos –dice Marta Sanz– hay que desnudarlos, irles quitando la corteza poco, descascarillándolos, hasta encontrar el núcleo; sin embargo, desvelarlo secreto sería una acción fácil y ordinaria, un comportamiento de brocha gorda, una inexactitud respecto a la consistencia brumosa de la vida, una simpleza, que nunca podría permitirse la inteligencia y la prosa delicada de Pilar Adón”.

Sin duda, estos relatos tienen el encanto de ciertos paisajes neblinosos. Las copas de los árboles, vagamente visibles, no crujen, pero ahí están, dice Auden en su poema Gracias, niebla. Del mismo modo sabemos que la naturaleza humana y su reverso cruel habitan estas páginas, aunque tampoco se dejen ver.

Txani Rodríguez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *