Iain Pears escribÃa novelitas policÃacas sin demasiada trascendencia. Y un dÃa se puso ambicioso y creó una novela larga donde alternaba el punto de vista del narrador, una especie de Rashomon policÃaco y medieval. Y asà consiguió la fama con La cuarta verdad. Asà que ese ha sido su sello a partir de entonces. Su última novela se titula La caÃda de John Stone (Seix Barral) y parte de la muerte del personaje que aparece en el tÃtulo, lo que lleva al tradicional encargo a un plumilla para que aclare ciertos aspectos de su testamento. Vamos, Ciudadano Kane con su Rosebud y todo. Esta encuesta conforma la primera parte del libro y resulta algo reiterativa con el investigador ejerciendo de preguntón y los entrevistados contestando como si no tuvieran nada que ocultar siguiendo la lÃnea de tantas novelas policÃacas que quieren ponérselo fácil al detective y aburrido al lector. Bueno, la historia se sigue con relativo interés y da paso a una segunda parte que, mediante el conocido truco de que el protagonista reciba un manuscrito con las memorias de otro personaje se cuenta la historia de un espÃa que, a finales del siglo XIX, protagoniza una serie de acontecimientos que acaban creando una crisis económica que podrÃa ser la antepasada remota de la actual. Esta parte, la mas larga, es también la mejor y está repleta de episodios muy atractivos al mismo tiempo que desvela los mecanismos por los que el dinero va de un lado a otro de manera aparentemente incomprensible. La tercera parte cuenta la historia de John Stone, que por supuesto también aparece en la segunda, desde sus comienzos como manipulador económico y beneficiario de inventos ajenos, hasta situarlo en el lugar donde lo encontramos mas tarde. Es la parte mas floja, también la mas breve, sobre todo porque tarda mucho en arrancar y esto hace que el protagonista tenga que deambular durante muchas páginas manifestando su poca disposición para dedicarse a los negocios, él que después se convertirá en un halcón de las finanzas. Por supuesto, a pesar del orden inverso de la narración, los misterios quedarán aclarados y los hilos anudados en un encaje algo excesivo mas propio de un melodrama que de una intriga detectivesca. Pero es queLa caÃda de John Stone es una mezcla de géneros. Aquà podemos encontrar elementos de la novela de intriga, del folletÃn, del relato de espionaje, de la narrativa de amor. De todo, menos de humor. Pears se toma demasiado en serio todas sus ficciones, incluso cuando su protagonista es un torpe periodista que tiene como compañera de investigación a una bella y misteriosa aristócrata húngara, lo que deberÃa conllevar ciertas alegrÃas. Pears no lo permite. Habla de cosas graves y las cuenta con convencimiento. Es muy entretenida esta novela, quizá demasiado larga y explica cuales son los mecanismos financieros que mueven el mundo. En lÃneas generales el pecado que cometemos es el desconocimiento de estos mecanismos y eso es lo que nos lleva a la ruina. También se dice aquà algo tan evidente que no deberÃamos olvidar cuando se trata de abordar estos asuntos: cuando existe una crisis alguien sale ganando. Y generalmente es quien la provoca. No va a pasar nada por no leer La caÃda de John Stone, pero proporciona unas cuantas horas entretenidas y quizá nos permita aprender algo de estas cuestiones. Bastante mas de lo que ofrecen otros tÃtulos de mayor enjundia y popularidad.
Félix Linares
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