Me trajeron hasta aquí como mero elemento decorativo. Después mis retoños, siguiendo el rastro del viento, fueron poblando zonas marginales, laderas formadas por tierras removidas en la construcción de túneles y carreteras. Nadie entonces nos hacía demasiado caso, nadie apenas compartía nuestro espacio. Pero somos una raza dura de pelar y nuestro destino fue extender nuestra influencia, no podía ser de otra forma. Ahora nos odian. Nos llaman “plantas invasoras” y nos combaten con fuego y terribles herbicidas. Dicen que no somos autóctonas, como si lo fueran las patatas o las alubias que también llegaron de América ¿o es que ya no os acordáis? . Lo que realmente os irrita es que somos altas y hermosas. Nuestro nombre verdadero es “Carrizo de la Pampa” ó “Plumero”, por eso estamos aquí, porque nos trajisteis para adornar jardines. Ahora somos muchas y os pone nerviosos. Decís que arrasamos vuestros campos, que atacamos a las especies locales. Nada podrá detenernos. Somos fuertes y estamos acostumbradas a sufrir. Así que id adaptando vuestros ojos al nuevo paisaje. Euskal Herria, la cornisa cantábrica…, el mundo…, será un enorme plumero.
Roberto Moso