Vuelve Nestor Burma, el genial detective parisino de Leo Malet

A Léo Malet, el autor de Ratas de Montsouris, le gustaba definirse como un anarquista conservador. Huérfano desde muy joven, se mudó desde Montepellier a París, donde desempeño oficios variopintos: picapedrero, albañil, figurante de cine, cantante de cabaret. Y fue tras entrar en contacto con los surrealistas cuando consiguió publicar sus primeros poemas. Aunque cultivó diversos géneros, es celebrado como uno de los padres de la novela negra francesa, una producción de la que es un buen exponente Ratas de Montsouris, traducida ahora al castellano por Libros del Asteroide. Esta novela se enmarca en Los nuevos misterios de París, la serie que Malet dedicó a los distintos distritos de la LIBRO.Ratas de Montsourisciudad.

En esta ocasión, la acción transcurre en el Distrito XIV, en los años posteriores a la segunda guerra mundial. El protagonista–narrador es, como no podía ser de otra manera, Nestor Burma, un detective a quien un ex presidiario que había conocido durante la guerra le ofrece tomar parte de un plan lucrativo y legal. Pero el presunto negocio redondo, se truncará violentamente y el esclarecimiento de los hechos y la búsqueda de los culpables llevará a los lectores hasta el desenlace final.

Aunque en su momento, supusieron una renovación, sus novelas se adscriben hoy a los preceptos más clásicos y representativos del género. Así, nos presenta a un detective que fuma en pipa, que tiene una guapa colaboradora, que se enfrenta con audacia a situaciones complicadas, y que entrará en contacto con colorista una galería de secundarios: coleccionistas de arte, poetas surrealistas, mujeres misteriosas, hombres poderosos. Por si esto fuera poco, podemos adelantarles que en la acción se cruza una conocida banda de atracadores (la que da título al libro) y un valioso botín oculto desde la guerra. El narrador, mundano, jocoso, dueño de cierto humor y de un minucioso conocimiento de la ciudad donde vive y trabaja, cede gustoso el protagonismo a la siempre apasionante París. El resultado de la acertada combinación de los elementos descritos es una muy placentera lectura.

Txani Rodríguez

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