Finalmente, como siempre habÃa soñado, vio pasar el cadáver de su enemigo por delante de su puerta. Comprendió entonces que, ese, era ya su propio cadáver.
Roberto Moso
Finalmente, como siempre habÃa soñado, vio pasar el cadáver de su enemigo por delante de su puerta. Comprendió entonces que, ese, era ya su propio cadáver.
Roberto Moso