Era guapa, inteligente, ingeniosa, exótica y muy elegante. Aquella noche estaba especialmente inspirada y habÃa algo en su mirada que sugerÃa peligro. Un dulce y apetecible peligro. Se leÃa en sus sonrisas con un punto pÃcaro, en el brillo suavemente alcohólico de sus ojos, en la manera que tenÃa de escuchar lo que yo le decÃa, con una expresión como diciendo, sÃ, sÃ, tu sigue hablando, me importa un bledo lo que dices, te vas a enterar… A partir de ahÃ, la historia perdió ya todo su interés.
Roberto Moso
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