Jonathan Lethem forma parte de esa generación de escritores estadounidenses que encabezaba el difunto David Foster Wallace y cuyos nombres mas famosos ahora son los de Chuck Palahniuk y Michael Chabon, nacidos todos a comienzos de los años sesenta y a los que une solamente el afán de renovación de la literatura propio de los nuevos tiempos. Es gente que ha incluido disciplinas propias de la cultura popular (el rock y los cómics, la ciencia-ficción y la novela negra, por ejemplo) que no eran apreciadas por las antiguas generaciones. En realidad el tema es el mismo, el ser humano sobreviviendo en la civilización, pero las formas han cambiado. Sin embargo pocos pueden escapar de un fenómeno que podríamos llamar de woodyallenización, esa mezcla característica del cineasta de comedia y tragedia, de frases ingeniosas y elementos extravagantes. Seguramente algunas de estas novelas son las que le hubiera gustado seguir escribiendo a Truman Capote. Jonathan Lethem deslumbró en su presentación entre nosotros con Huérfanos de Brooklyn, su cuarta novela, un trabajo en el que, además, se apreciaba el interés por investigar en el lenguaje de los personajes. De Lethem se han publicado ya otros títulos, incluso se ha recuperado alguno anterior, siendo de destacar La fortaleza de la soledad, una novela que alude a los cómics desde su título. Y ahora se ha presentado Chronic City, una narración publicada originalmente hace dos años. Aquí tenemos a un protagonista que vive de la fama conseguida como actor juvenil y que deambula por Nueva York sin interés alguno. Pero sus circunstancias (por ejemplo su novia está atrapada en la estación espacial) hacen que muchas personas se pongan en contacto con él. Así conoce a otros personajes que incluyen artistas variados, eremitas voluntarios, triunfadores inevitables, profesionales multidisciplinares y mujeres que arrastran a nuestro héroe por calles inundadas en busca de… en realidad en busca de nada, solo de sobrevivir otro día. Y llegan noticias de oscuras amenazas, por ejemplo un tigre feroz que acecha en las sombras, y se reciben noticias alarmantes, su novia le escribe sobre el peligro que está viviendo. Pero nuestro hombre no siente pasión por nada, salvo quizá por ese tipo que no sale de casa atrapado entre la creación y la copia, que engaña a todos y a sí mismo y exige colaboración y amor. Chronic City es una novela repleta de incidencias, que entretiene por los tipos que aparecen y las situaciones descabelladas que se describen, que interesa por los apuntes sociales y las críticas al mundo que nos rodea. Pero Chronic City tiene también un tremendo defecto: es demasiado larga. Entiendo a los escritores, quieren contarlo todo, se entusiasman con lo que escriben, les parece que pueden aportar mas matices conforme el volumen de páginas va creciendo, siempre están seguros de que deben añadir algo. Pero alguien debería hacerles notar la conveniencia de tener un auténtico amigo que les diga lo que sobra en sus escritos. Me gusta Jonathan Lethem y me gusta Chronic City, pero he tenido demasiadas veces la tentación de saltarme algunas páginas. Y contra este tipo de sensaciones es difícil luchar. Esperamos ya la siguiente. Porque yo seguiré leyendo a Lethem y a sus compañeros de generación. Son demasiado buenos como para perdérselos.

Félix Linares