Bergounioux y las razones de Descartes

¿Qué llevó a Descartes a escribir y publicar su célebre Discurso del método en Holanda cuando en Francia no faltaban editores? Si fue concebido, entre sueños, en tierras alemanas, ¿por qué, finalmente, elige los Países Bajos? O como se enuncia en el libro: “¿Qué razones pueden empujar a un gentilhombre francés a esas tierras medio anegadas, monótonas y frías, heréticas y germanoparlantes”? La respuesta a esta cuestión, que quizá no imagináramos tan trascendental, conforma la tesis del delicioso ensayo, Una habitación en Holanda, una pieza tan breve como luminosa.LIBRO.Una habitación en Holanda

Los países que permiten trabajar como es debido no abundan”, sostiene el autor, Pierre Bergounioux, en alusión a la época en la que vivió el célebre filósofo. “Tienen primero que tolerar que uno estudie lo que quiera, sin exclusiones, sin que el trono o el altar consideren que sus intereses se ven perjudicados por los pensamientos que ha formado”, apunta. Bergounioux, merecedor de muy prestigiosos premios y autor de una tesis sobre Flaubert dirigida nada más y nada menos que por Roland Barthes, no duda en remontarse a la época anterior al advenimiento cristiano para, tras atravesar siglos de la historia europea, desembocar firmemente en el momento en el que se publicó la obra que originó la racionalidad contemporánea. El recorrido temporal es extraordinario; por ello, justo es destacar la capacidad del autor para comprimir – ¡y contextualizar!– en menos de cien hojas la evolución del pensamiento europeo, y para trasladarnos la biografía del inquieto Descartes. El mérito es enorme; sobre todo, si tenemos en cuenta que además redondea pasajes de gran belleza literaria y que mantiene el interés narrativo, es decir, que no aburre.

Para no fastidiarles la lectura, no abundaremos más alrededor de la tesis del ensayo; pero que sirvan de orientación las palabras con las que el padre de la filosofía moderma proclama, en la parte final de su Discurso, su inclinación por la libertad y por la tranquilidad: “Siempre –escribió- me consideraré más obligado con aquellos gracias a los cuales pueda gozar de mi ocio sin obstáculos que con los que me ofrezcan los empleos más honrosos de la tierra”.

Txani Rodríguez

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