Aunque la novela negra parece haberse naturalizado europea y sus grandes éxitos pertenecen a autores del viejo continente, preferentemente del norte, no debemos olvidar que el terreno donde nació y creció fue el americano ocupado por los Estados Unidos. Hoy los escritores estadounidenses no son famosos, e incluso los mejores, James Ellroy ó Dennis Lehane, aunque ven sus libros publicados entre nosotros, no son las máximas estrellas. Don Winslow está cerca de ser considerado una luminaria. Se debe a que hace un par de años sorprendió a todos con El poder del perro, una voluminosa novela sobre el narcotráfico dotada de una tensión inusual. Después se han publicado El invierno de Frankie Machine, Vida y muerte de Bobby Z. y Salvajes, una de sus mas recientes obras. De nuevo el narcotráfico es el telón de fondo de la historia y sus protagonistas principales un trío de tranquilos fabricantes de droga a los que las cosas se les complican cuando una organización trata de hacerse con parte de su negocio. Hay ciertas diferencias entre esta novela y las anteriores de Winslow, principalmente en el lenguaje que se ha hecho mucho mas seco, mas directo, mas impactante, algo al estilo al que ha llegado también James Ellroy. Frases cortas, palabras justas y solo la sugerencia de lo que está pasando. Fuera de las páginas de este libro ocurren cosas que afectan a la historia. Aunque la estructura de continuos saltos en el tiempo no es nueva en la narrativa del autor, aquí se hace mas fragmentada ocupando casi trescientos capítulos, alguno de los cuales solo tiene una palabra y varios solo algunas líneas. También se aprecia en el autor el afán por explicar las cosas, al estilo Donald Westlake, para que resulten claras las circunstancias en que viven los personajes por culpa de lo que ocurrió en el pasado. A este respecto resulta ilustrativa la parte dedicada a contar el progreso del narcotráfico en California o algunos detalles de la guerra de Irak que vive uno de los protagonistas. Justamente los personajes, una vez mas magníficamente trazados y muy diferentes entre sí, resultan ser uno de los puntos fuertes de las novelas de Winslow. No solo los protagonistas sino los secundarios parecen tener un historial que es trasmitido con efectiva sencillez al lector que acaba conociéndolos muy bien. Esta es una historia muy dura, brutal en ocasiones, como suelen ser las novelas de Winslow que parece haber ido perdiendo el sentido del humor que acompañaba sus primeros escritos para centrarse en las salvajadas que cometen sus personajes. Pero solo deben tener en cuenta las noticias que llegan de México para darse cuenta de que el autor no exagera en absoluto, quizá se queda corto. Me lo he pasado muy bien leyendo Salvajes, como siempre que leo a Don Winslow, y estoy contento porque la editorial Martínez Roca anuncia la publicación de  nuevos títulos de este autor que mezcla el clasicismo y la modernidad con una facilidad aparentemente asombrosa. Tendrán mas noticias suyas.

Félix Linares