Martin Walker y la novela negra costumbrista

Si la novela policíaca siempre ha sido un reflejo de la sociedad en la que habita, Bruno, jefe de policía cumple perfectamente con el precepto. Eso si, frente a los ambientes sórdidos en los que se ambienta la novela negra, las realidades corruptas que retratan las novelas criminales, esta novela está situada en un lugar idílico donde estas cosas no parecen pasar. Bruno es el jefe de la policía municipal de un pueblecito de la Dordoña donde los conflictos son mínimos, los turistas se llevan bien con los aborígenes, el sol sale para todos y los caldos de la tierra ayudan a sobrellevar la vida. Bueno, también hay aquí un asesinato porque ningún lugar, por remoto que sea, puede estar a salvo de un arrebato de violencia, sobre todo en las novelas criminales, pero tarda en llegar. El autor va dando pinceladas de color local, presenta a los personajes con detalle e ingenio, retrata los escenarios con precisión. LIBRO.Bruno, jefe de policíaMartin Walker ha elegido la fórmula del paseo. Nada de correr, nada de precipitarse, pero no para nunca de andar y así, a las pocas páginas, tenemos una panorámica completa de la situación. Se produce el delito y Walker no aprieta el acelerador, sigue a su ritmo sabedor de que el lector lo agradece porque ya intuye que llegará inevitablemente al destino esperado. Aparecen mas policías, las televisiones, los manifestantes, el crimen conlleva polémica, las cosas se lían, pero Martin Walker permanece imperturbable, y con él nuestro jefe de la policía municipal que parece el menos adecuado para solucionar un problema de estas características. Seguramente Bruno estaría mas cómodo discutiendo problemas de lindes, o pequeños robos, o las peleas del sábado noche, pero un crimen pone nerviosos incluso a los habitantes de un lugar tan idílico, que se multiplican en sus quejas poniendo a prueba la paciencia y la habilidad de nuestro hombre. Bruno, jefe de policía es una novela entrañable, contada con un encanto desacostumbrado en el género, atravesada por un humor delicado, con diálogos encantadores, con situaciones de tensión aliviada por una redacción como de cuento infantil. Seguramente el autor es habitante en la zona que retrata, quizá conoce a lugareños que le han servido para interpretar los papeles secundarios de esta novela, seguramente se ha impregnado del ritmo vital de la zona y, desde luego, sabe contárnoslo con tal capacidad de verosimilitud, que nos convence de que la vida es así en la Dordoña. Y además nos hace desear estar ahí. Esta es pues una novela policíaca muy especial, podría servir muy bien para recomendar a aquellos lectores que no disfrutan con el género, porque ciertamente es diferente. Lo bueno es que Martin Walker ya ha escrito un par de novelas mas de la serie y si Mondadori quiere publicarlas estaremos encantados de leerlas. Aunque debo reconocer que no hay muchas esperanzas ya que la novela se publicó hace unos meses y no parece que haya encontrado todavía a sus lectores. El tiempo se acaba y estamos perdiendo una oportunidad para disfrutar. Hagan ustedes algo. Cuéntenselo a sus amigos.

Félix Linares

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