Paul Viejo, relatos para amantes del relato

De Paul Viejo sabemos que nació, no sabemos muy bien dónde, en 1978, con lo que, al menos según los criterios sociológicos vigentes, debemos considerarlo un autor joven. A pesar de lo dicho, atesora un buen número de publicaciones y reconocimientos. Es traductor, y, entre otros trabajos, ha firmado novela La madera y la ceniza, el libro de poemas Extraña forma de memoria, la pieza teatral Quinta Avenida esquina con qué  y ha preparado  la edición completa de Diarios de un escritor, de Fiódor Dostoievski. Entre otros galardones, ha recibido el “Premio Blas de Otero de Poesía”, el “Premio Nacional de Novela Francisco Ayala” y el “Premio Arte Joven de Teatro”. Habrán notado que estamos ante un escritor versátil, que le da, como suele decirse a todos los palos. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha publicado su primera colección de relatos. Lo ha hecho en la editorial Páginas de Espuma y bajo el título Los ensimismados. El libro reúne quince cuentos, repartidos en dos partes, “Los ensimismados”  y “Los descreídos”, que dialogan entre sí, y que mantienen el mismo tono.LIBRO.Los ensimismados

El subtítulo de este trabajo es Una autobiografía confusa, y lo cierto es que, aunque no terminemos de ver al autor con claridad sí nos llega nítida la voz narrativa del Paul Viejo.  No se oculta. En esta colección que podríamos definir como metaliteraria, el narrador duda entre contar y callar y lo traslada, por ejemplo, en el comienzo del relato Robert & Geena: “Robert quiere decirle algo a Geena, y solo está en mi mano que finalmente se lo diga.” Asistimos también a las correcciones y a cómo los personajes, que a menudo saben que eso es lo que son, seres de tinta, toman un raro cuerpo:  “y Ted Parker ha salido por el principio del folio.”  En otras ocasiones, el narrador ve cómo, contra todo pronóstico y quizá, lógica, los personajes se hacen fuerte y se van lejos y él los echa de menos, sobre todo, a cierta violonchelista.

El curso temporal de los relatos es breve, está atomizado. Las cosas suceden justo en el momento previo a que todo explote. O no.  Las primeras líneas del primer cuento, No temas Jack, ilustran bien esta constante: Solo si Jack es capaz de mantener en alto la escopeta, si logra permanecer apuntando un tiempo considerable, este cuento puede llegar a alguna parte”. Los ensimismados es un juego de miradas y puede suceder que a veces los personajes solo se intuyan en la distancia; pero también puede suceder que, por decirlo de alguna manera, que con ellos, vaya el mordisco antes que la caricia. Tal es, en cualquier caso, la intensidad de estos relatos que, hay que destacarlo, están muy bien escritos: son directos, precisos e intercalan destellos muy literarios. Transcurren en lugares como Sussex, sus personajes pueden llamarse, Jimmy Dodge, por ejemplo, suena por ahí mucho rock & roll y hay algo en ellos como de peli de serie B a la que no le importa serlo.

Por todo ello y por más, es algo complicado reseñar un libro como éste, que no resuena como un libro de cuentos más. Léanlo. A lo mejor hasta se encuentran con que el narrador les reprocha haber terminado una historia que no era tampoco como para tirar cohetes, o cosas así. Léanlo, ya digo, léanlo y disfruten, que lo harán, sobre todo si son ustedes aficionados al género.

Txani Rodríguez

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