Enzensberger ó cuando Europa comienza a vestirse por los pies

Nuestros pequeños geopolíticos siguen aferrados a la idea de ampliar cada vez más su Europa. ¿Por qué no avanzar hasta el Cáucaso y el Magreb? ¡Qué bonito sería ser una potencia mundial! El que los europeos no sientan entusiasmo por esos planes no puede ser tenido en cuenta.  En Bruselas se explican esa resistencia considerando que la suya es una población ignorante pero rebelde que no sabe lo que mejor sirve a sus intereses. Por eso se hace bien en no preguntarle. La mera idea de un referéndum enseguida causa pánico entre la eurocracia. Las huellas de un total de nueve consultas populares espantan a todos los responsables. Una y otra vez, los noruegos, los daneses, los suecos, los holandeses, los irlandeses y los franceses han dicho no. Si de los ejecutivos de la Unión depende, algo así no debe repetirse nunca más. Otro elemento que les resulta perturbador es el hecho de que a los británicos y suizos, inventores de la democracia europea, al parecer no les sea fácil decir adiós a esa forma de régimen

LIBRO.El gentil monstruo de BruselasHans Magnus Enzensberger, octogenario poeta y ensayista  alemán, comienza proclamando las loas y alabanzas que el proyecto europeo justamente merece: ha hecho más fácil y agradable la vida a los ciudadanos y económicamente también el éxito ha sido tan grande que todo el mundo llama -ó llamaba-  a las puertas de la Comunidad.
De ahí en adelante los detalles que conocemos mediante la lectura de esta pequeña obra, son demoledores para la arquitectura construida desde el Tratado de Roma. Por eso lo paradójico del título, eso de “gentil monstruo“. Un monstruo con una grandísima y enmarañada estructura burocrática difícil de entender. Con un sistema legislativo de directivas y órdenes que componen una biblioteca inmensa, con legislaciones sobre aspectos nimios como la forma y medida de los asientos de tractor y la forma de los calabacines. Con estricta reglamentación sobre algunos temas y palmario olvido sobre otros, amplia y bien pagada estructura funcionarial, organismos  donde los jefes superan por mucho en número a los indios… No acaba ahí el rosario: el déficit democrático de las instituciones europeas clama al cielo, los representantes más conspicuos no son elegidos por el pueblo, los eurodiputados tienen escasa capacidad legislativa, los lobbys instalados por miles en Bruselas tienen tanto poder como aquellos.

En estos tiempos de crisis de todo tipo, causa cierta desazón la lectura de esta obra. Porque claro, Europa no va bien, no sirve a nuestros intereses de ciudadanos, no sirve para defendernos de la voracidad del capital financiero, no marca un camino a largo plazo para Europa. De acuerdo, pero sin Europa, ¿qué nos queda? ¿En quién o en qué podemos confiar para tratar de lograr un mundo donde las diferencias socio-económicas no se ahonden y trabajemos por un mundo vivible para nuestros hijos? Para acabar, estimado oyente, léalo, pero léalo cuando se encuentre bien de ánimo, alegre y confiado en el futuro y en nuestros gobernantes. El gentil monstruo de Bruselas ó Europa bajo tutela está publicado en castellano por Anagrama.

Jokin Aldazabal

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