En esta época un tanto voraz en la que las novedades solo se consideran como tal durante, como quien dice, unos días, y donde en los estantes de las librerías unos títulos enseguida son relegados por otro a espacios, en el mejor de los casos, menos visibles, vamos a permitirnos la excentricidad de hablar de una novela que se publicó a finales de 2010. Se trata de Nor bere bidean, escrita por Joan Mari Irigoien, y publicada por Elkar. Con este trabajo, el autor de Altza da por concluida la ambiciosa trilogía que dedicó a los Orbe, y ha asegurado que terminarla le ha hecho sentirse aliviado.

Fue en 2008 cuando se publicó la primera parte, Bestea da mundua, que nos trasladaba al siglo XIX y a las vidas del matrimonio formado por Regina Aldasoro y Nazario Orbe. Después llegó Haragiaren gauak eta egunak, donde una nueva generación hará llegar al lector hasta la guerra civil. Ahora en Nor bere bidean, Irigoien se centra en los últimos representantes de la saga de los Orbe. Ellos son Dámaso y Gabino, dos hermanos que han desarrollado formas de sentir y de pensar contrapuestas. Dámaso es racional, escéptico y no cree en patrias ni religiones. Gabino, en cambio, es pasional y soñador y tiene ideas políticas muy diferentes.

Tras permanecer años distanciados, Dámaso, en la época del Proceso de Burgos, le escribe una larguísima carta a su hermano. Esas líneas serán respondidas por Gabino quince años después desde un convento de franciscanos de Elorrio. A través de esa correspondencia, mantenida a lo largo del tiempo, y también a través de él, glosarán recuerdos de la infancia, de la familia y reflexionarán sobre sus preocupaciones y expondrán –y contextualizarán- sus ideas.

A diferencia de las dos primeras, escritas en primera persona, en esta ocasión, el de Altza ha elegido el género epistolar para poner punto y final a la trilogía con la que recorre, a lo largo del tiempo, la historia de una familia, pero en la que cuenta y traslada mucho más.

Txani Rodríguez