Sin duda, una de las sorpresas del año… Así puede definirse el cómic Cenizas, la obra que firma Álvaro Ortiz y que confirma el buen autor que es este zaragozano cosecha de 1983. Conocido por su labor allá en tierras aragonesas, Álvaro Ortiz ha podido dar el salto al resto de España y a Europa gracias a un álbum, publicado por la editorial Astiberri, en el que ha invertido año y medio de trabajo, tras ganar en 2011 la beca de cómic de Alhóndiga Bilbao y la Maison des Auteurs de Angoulême.
Hijo de su tiempo, influenciado por el cine, la televisión y la literatura, deudor del género “slice of life” (retazos de vida), Álvaro Ortiz nos sumerge durante casi 190 páginas en una historia que tiene como virtud principal su impecable ritmo narrativo. Los protagonistas son tres amigos treintañeros, Moho, Polly y Piter, que, tras años sin mantener contacto, vuelven a reunirse para cumplir el último deseo de un cuarto miembro del grupo que ha fallecido.
Su viaje en coche hacia un punto marcado con una equis en el mapa, y que dura una semana, nos permite disfrutar de toda una serie de géneros. Esta historia es una “road movie“, con carreteras muy largas, moteles y litros de cerveza. Es también un thriller con persecuciones, disparos y alguna muerte que otra. Hay paisajes peculiares, actores secundarios muy curiosos, diálogos ágiles, un poco de tensión sexual y, sobre todo, un retrato muy creíble de vidas marcadas por el fracaso y los deseos incumplidos aunque, por suerte, a los treintaipocos años queda mucho camino por delante y, a pesar de los pesares, la felicidad es posible.
Con todos estos ingredientes no es extraño que la lectura de Cenizas sea agradable y entretenida, y que disfrutemos con el color, el ritmo y cientos de pequeñas viñetas que Álvaro Ortiz llena de dibujos sencillos pero expresivos, y que confirman que aquí hay un muy buen autor de cómic al que habrá que seguir de cerca.
Iñaki Calvo
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