Todos los oficios, incluido el de guionista de cómics, tienen grandes profesionales que, por equis, y griega o zeta, deciden un buen dÃa dedicarse a otros menesteres y dejan a sus seguidores con ganas de nuevas obras. Es el caso, por ejemplo, del estadounidense Brian K. Vaughan, creador de series tan conocidas y premiadas como  Runaways, Y, el último hombre ó Ex Machina. Al terminar esta última obra en agosto de 2010, Vaughan, que habÃa tenido tiempo también de escribir guiones para la famosa serie Perdidos, decide dedicarse por completo al medio televisivo.
Y nada hemos sabido de él hasta dos años después cuando, coincidiendo con su estreno como padre de una niña, Brian Vaughan decide volver al cómic con una propuesta en apariencia sencilla: la historia de una pareja que defiende su relación en un ambiente adverso y que lucha con todas sus fuerzas por proteger a su hijita recién nacida. Y digo “en apariencia sencilla” porque, tratándose de Brian Vaughan, la cosa no puede ser tan simple y, de hecho, no lo es.
La pareja en cuestión está formada por Marko y Alana, soldados de ejércitos que libran una guerra galáctica y que entablan una relación que rompe todas las reglas y códigos. Ella tiene alas y pertenece a una civilización dominada por la tecnologÃa, mientras él, que tiene cuernos, viene de un mundo lleno de magia. Fruto de su amor nace una niña llamada Hazel que, además, es la narradora de la historia. Tras el parto, Marko y Alana emprenden la huida en busca de un mundo mejor, perseguidos por los gobiernos de sus planetas respectivos, que quieren acabar lo antes posible con esa anómala relación y que envÃan tras ellos a un prÃncipe con cabeza de televisión y a un reputado mercenario, de nombre La Voluntad, al que acompaña una gata gigante que sólo dice la verdad.
Súmese a todo esto que Marko y Alana cuentan en su huÃda con la ayuda de Izabel, el fantasma mutilado de una adolescente, y el resultado es un insólito cóctel, cuyos ingredientes mezcla hábilmente el maestro Vaughan, ayudado en la parte gráfica por la canadiense Fiona Staples en estado de gracia… Sus deliciosos dibujos nos ayudan a disfrutar de Saga, una historia que se enmarca en el género de la “space opera”, que bebe de las fuentes de La Guerra de las Galaxias, que no tiene ningún problema en mezclar mitologÃa y tecnologÃa y que añade cuidadas dosis de la ironÃa y la mala leche que caracterizan la obra de Brian Vaughan.
La primera entrega de Saga, publicada en castellano por Planeta DeAgostini, promete mucho. Habrá que fiarse del talento de Vaughan, y de su voluntad declarada de hacer que esta sea su obra más larga.
Iñaki Calvo
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