Mathias Énard ó cuando eramos felices en Moscú, ¿ó no?

Aunque el francés Mathias Enard (Niort, 1972) ha visto traducidas al castellano gran parte de sus obras –La perfección del Tiro, Remontando el Orinoco, El manual del perfecto terrorista y Zona- no se puede decir que sea un gran conocido del lector… español, aunque en Francia es un auténtico ídolo.

Su anterior libro publicado en castellano hace ahora un año, Habladles de batallas, de reyes y elefantes era una auténtica delicia. Contaba como en 1506 el gran artista Miguel Ángel, tras uno de los enésimos desencuentros que tuvo con el papa Julio II, el que le mandaría pintar la Capilla Sixtina, decidía aceptar la invitación del sultán turco Beyazid para construir un puente en Constantinopla sobre el Cuerno de Oro. Eran malos tiempos para establecer lazos entre el mundo cristiano y el musulmán y el gesto de Miguel Ángel, que buscaba precisamente agraviar al Papa, no fue bien recibido entre los suyos. LIBRO.El alcohol y la nostalgiaEl artista se veía entonces arrastrado a un mundo suntuoso y repleto de engaños donde el tiempo transcurría con una lentitud desesperante. Miguel Ángel estuvo a punto de abandonar, pero la ciudad y sus encantos poco a poco le fueron ganando, sin saber que se encontraba en el centro de una tela de araña de intereses contrapuestos, que podía devorarle en cualquier momento. Era una novela hermosa que hablaba de la independencia creativa y de los enfrentamientos de los artistas con el poder.

Ahora Enard regresa con otra novela breve -106 páginas-, pero muy diferente. El alcohol y la nostalgia (Mondadori) se centra en el triángulo amoroso formado por una pareja francesa, Mathias y Jeanne, y su amigo ruso Vladimir en el Moscú de nuestros días. La historia de este turbulento triángulo la cuenta años después Mathias, escritor consagrado que hace tiempo se separó de su amigo y de su ex novia. La cuenta cuando viaja a Moscú para recoger las cenizas de su amigo fallecido e iniciar un viaje intempestivo en ferrocarril a través de la estepa rusa hasta el lugar de nacimiento de Vladimir. Jeanne vive en un modesto apartamento, sola y deprimida. El abuso de las drogas, que los tres consumieron mucho, ha dejado su huella. Mathias recuerda cómo conocieron a Vladimir, un intelectual agudo y erudito, y cómo fue entrando en sus vidas hasta que se rompió el vínculo poderoso que les unió. En el viaje recordará a los escritores rusos que leyó y también historias de la Revolución Rusa, de la Gran Represión estalinista y de los gulag. Y rememorará además los días de vodka y opio. Es “la dulce droga de la memoria”.

El alcohol y la nostalgia, una adaptación narrativa de un guión radiofónico, fue escrito durante un viaje que su autor realizó en tren entre Moscú y Novosibirsk, y tiene, según ha reconocido el propio Énard, una fuerte carga autobiográfica. Es una historia que habla de los años locos de juventud cuando uno se siente indestructible, inmortal. Una historia de quimeras amorosas, una declaración de amor a la literatura. Una historia feroz, descarnada y dura, que sin embargo tiene un halo poético innegable. Mathias Énard un autor que no se deja acomodar, que sorprende con cada entrega literaria.

Enrique Martín

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