El notable debut literario del músico catalán Lluís Llach

Es de suponer que la práctica totalidad de nuestros oyentes conocen al Lluís Llach músico. Pero ya saben que el cantautor anunció su retirada de  escenarios y estudios hace ya cinco años. Aunque parece que no puede dejar de escribir y ha publicado una novela cuya traducción al castellano ha sido editada hace poco por Seix Barral. Para su debut en el libro Llach se ha trasladado a un territorio bastante visitado: la guerra civil. También repasa los años anteriores y algo los posteriores, pero fundamentalmente ambienta su trabajo en los días de la guerra civil, esa sobre la que, en opinión de algunos, ya se han escrito demasiados libros. Pero Llach se ha puesto humilde y no ha intentado hacer el gran fresco sobre la época que cualquier debutante pretendería, sino que se ha conformado con escribir una sencilla historia sobre cuatro amigos y sus familias y las circunstancias que determinaron sus alejamientos y reencuentros.LIBRO.Memoria de unos ojos pintados

En realidad Memoria de unos ojos pintados es un buen melodrama donde se mezcla la política con las pulsiones amorosas, la guerra con el color local, la venganza con los sentimientos positivos y los hechos reales con peripecias inventadas. El protagonista es un niño feliz en la década de los veinte, pobre pero honrado, encantado con su vida, a la que rodea un ambiente de pobreza y solidaridad, que vive aventuras con sus amigos, todos igualmente positivos y entregados, vamos la idea que cualquier persona tiene sobre su propia infancia si esta no ha sido descaradamente desgraciada. Pero las cosas se tuercen, los hechos históricos se imponen, las circunstancias determinan que los amigos se separen, la vida les permite conocer lo peor y lo mejor del ser humano, y junto a individuos absolutamente despreciables se cruzan en sus caminos otros siempre dispuestos a ayudar.

No hay nuevas aportaciones a este género tan utilizado, pero también hay una corrección ejemplar, una buena definición de personajes, un buen trabajo de representación de la sociedad y una velocidad de narración apropiada. Como en cualquier melodrama que se precie hay que forzar las situaciones consiguiendo que ocurran cosas difíciles de encajar, pero esto es una novela, recuérdenlo. Y está muy correctamente escrita. Y es muy entretenida. Quizá podríamos repudiar, por muy usado, el truco de la narración con destino al trabajo de otros, aquí una entrevista a cargo de un cineasta en busca de documentación para hacer una película. Es posible que echemos en falta una continuación de la vida del personaje que narra la acción más allá de esa posguerra que detiene su vida y nos quedamos sin saber lo que pasa en los años posteriores hasta llegar al momento de la confesión. En fin, estamos hablando de una primera novela, y aunque su autor está acostumbrado a escribir, la verdad es que el formato es nuevo para él. Es un buen comienzo y seguramente nos esperan obras mucho mejores en el futuro. Pero de momento ya está bien. Así que recibamos con entusiasmo a Lluís Llach en la zona  de narradores.

Félix Linares

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