Alan Benett, inglés irreverente y desternillante

El británico Alan Bennett es un escritor muy especial. Curtido en el mundo del teatro, como dramaturgo y como actor, le conocimos por estos lares cuando se publicó en castellano la novela breve Una lectora nada común. En ella se jugaba, con mucha gracia y mala uva, con la figura de la Reina Isabel de Inglaterra que cambiaba radicalmente de vida tras aficionarse a la lectura y comprobar que “ahí afuera” había un mundo que iba más allá del de los apretones de manos y las inauguraciones de ferias rurales y periodos legislativos. Posteriormente llegaron Con lo puesto, La ceremonia del masaje y La dama de la furgoneta. Y ahora Anagrama publica Dos historias nada decentes, un libro en el que se reúnen una novela breve y un relato largo publicados originalmente en los años 2010 y 2011. Son dos historias tienen un sustrato común. Las dos ofrecen una reflexión divertida y poco convencional sobre las relaciones sexuales y el amor. LIBRO.Dos historias nada decentes

En la novela breve titulada La señora Donaldson rejuvenece nos encontramos con una viuda cincuentona, la señora Donaldson del título que, obligada por la exigua pensión que le dejó su marido al morir, trabaja en un hospital representado ante los estudiantes de medicina el papel de enfermos de todo tipo, para que ellos sepan cómo afrontar los problemas. Como el dinero sigue siendo escaso, se ve en la necesidad de alquiler habitaciones de su casa. Su vida anodina cambia radicalmente cuando la enamorada pareja de inquilinos que viven con ella le confiesan que no pueden pagar la renta y le ofrecen a cambio un espectáculo: contemplar cómo hacen el amor, a la manera de una obra de teatro. A la apocada señora se le abrirá un mundo inesperado. Al final resulta que los normales no lo son tanto y los que parecen muy lanzados son tipos bastante acomplejados.

En el relato largo titulado La ignorancia de la señora Forbes se nos cuenta como Betty, feucha y rica, se casa con el guapo Graham, gay secreto, para escándalo de su madre la señora Forbes que siempre esperó para su hijo una mujer más bella, acorde a la hermosura de su vástago. Sorprendentemente la relación entre Betty y Graham se consolida, así como la de la propia Betty con su suegro, el señor Forbes. Estos dos últimos tendrán que hacer frente al chantaje que sufre el guapo Graham de uno de sus amantes, un policía líder de la comunidad gay. Al final resulta que los feos son los listos y los listos los tontos a los que los feos acabarán salvando.

Alan Bennett vuelve a demostrar que es uno de los grandes escritores humorísticos del continente y que su humor, como debe ser, se atreve con todo, hasta con aquello que parece más sagrado. Lo más curioso es que su mirada, aún siendo inmisericorde sobre las lacras de nuestra sociedad, es bastante amable y tolerante con los comportamientos humanos. En sus libros hasta los más tontos y engreídos pueden tener su oportunidad para la felicidad. Las dos historias tienen momentos antológicos como las representaciones de las enfermedades ante los estudiantes de medicina ó la descripción de la primera noche de amor entre la feucha e inteligente Betty y el guapo y corto Graham. Por cierto a Bennett se le nota que es dramaturgo porque sus diálogos suelen ser chispeantes, diabólicamente veloces y muy vitalistas. Si quieren pasar un buen rato y después quedarse pensando un momentito sobre la estupidez de nuestros comportamientos e hipocresías no dejen de leer a Alan Bennett.

Enrique Martín

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