Mathias Énard (Niort, 1972) es un escritor francés del que ya hemos hablado aquí en alguna otra ocasión, cuando publicó en esta misma editorial las novelas Habladles de batallas, de reyes y elefantes y El alcohol y la nostalgia. Antes ya habían aparecido en castellano otros libros suyos como Remontando el Orinoco, El manual del perfecto terrorista y sobre todo Zona,  la novela que le convirtió en Francia en una estrella literaria. Énard es un arabista, que habla perfectamente el árabe, y el castellano pues lleva viviendo en Barcelona desde el año 2000, donde ha sido profesor en la universidad.

En Calle de los Ladrones narra el viaje físico e íntimo de un joven marroquí desde su Tánger natal hasta la Barcelona de hoy. Un viaje que arranca cuando el protagonista, Lajdar, tiene diecisiete años y a su alrededor estalla la Primavera Árabe y que concluye en la España del 15-M y de las protestas contra las consecuencias de la crisis económica. A pesar del argumento, no creamos que el protagonista responde al retrato robot del emigrante sin papeles que intenta llegar a Europa para encontrar una vida mejor, porque Lajdar es un joven instruido, que habla francés y castellano, y que adora las novelas policiacas francesas. Por un infortunio del destino acaba expulsado de su casa y vive momentos muy duros en la calle, hasta que se enamora de una chica catalana que está de vacaciones en Marruecos y se plantea salir de su país para reunirse con ella en España. A partir de ese momento se inicia una especie de descenso a los infiernos en el que aparecerán las penurias del ilegal en tierra extraña, el miedo constante a ser detenido y expulsado y el reencuentro con el ser amado que no es como esperaba.

Una novela muy profunda que pone frente a frente las revoluciones árabes y las revueltas europeas contra la crisis económica y que provocan una reflexión en el lector: ¿hasta qué punto podemos protestar los europeos por la pérdida de unos derechos, cuando algunos no tienen nada? La respuesta la da el propio escritor, siempre, siempre hay que luchar contra las injusticias. Un libro que reflexiona también sobre la captación de los pobres para el terrorismo islamista y que tiene momentos antológicos, como el del trabajo del protagonista en una funeraria que se ocupa de los ahogados en el paso del Estrecho: una especie de relato de terror metafísico. Una gran novela.

Enrique Martín