Lecturas de fin de semana. Ivica Djikic, salvajismo balcánico

Ivica Djikic (Tomislavgrad, 1977) es un escritor nacido en Bosnia, de nacionalidad croata, pero que pertenece a la minoría serbia de su país.  Escribe en serbocroata y vive en Zagreb. Su juventud quedó marcada por las guerras que se produjeron al comienzo de los noventa tras el hundimiento de la antigua Yugoslavia. Debutó como escritor Cirkus Columbia, novela que ganó en 2004 el premio Selimovic a la mejor obra de ficción de Croacia, Serbia y Bosnia-Herzegovina. Se trataba de una fábula moral, una sátira muy corrosiva, que contaba la vuelta a su pueblo natal en Bosnia de un emigrante que había hecho fortuna en Alemania. Volvía con su joven mujer musulmana y su adorado gato Bonny, y lo hacía en una situación de preguerra, cuando la gente comenzaba a huir de sus hogares y se producían los primeros ajustes de cuentas, las primeras muertes. La pérdida del gato y la instalación de un tiovivo, que no pLIBRO.Soñé con elefantesara de dar vueltas en la plaza del pueblo, son el pistoletazo de salida para que todo estalle. Dura y divertida reflexión sobre un tiempo nefasto que se convirtió en una película multipremiada.

Soñé con elefantes, su segundo libro, es una novela negra que arranca con el asesinato de un antiguo miembro de la guardia personal del primer presidente de Croacia. Un hombre que, según algunos, se había vuelto loco –y peligroso- porque hablaba de fosas comunes, asesinatos de civiles y un extraño asunto de elefantes. Su hijo secreto, un agente de la seguridad del estado, decide investigar en las cloacas del estado. El libro que transcurre en 1999 es poliédrico porque está narrado por varias voces, la del asesinado Sucic, la de su hijo e investigador Bosko y la del mafioso Jadran al que Bosko investigaba y con el que Sucic tuvo relación durante la guerra con Serbia y en la posguerra.

La novela es demoledora y revisa con crudeza cómo fueron aquellos tiempos salvajes de la independencia de Croacia, donde algunos croatas se comportaron como algunos serbios, es decir, que practicaron la limpieza étnica a base de asesinatos, torturas y una crueldad inimaginable. Unos tiempos en los que los políticos se aliaron con los mafiosos del lugar, y algunos que vivían en Alemania, y con los militares más ultranacionalistas para conseguir la independencia, para medrar, para conquistar la política y para llenarse los bolsillos. La novela viene a decirnos que en la antigua Yugoslavia en todas partes hubo genocidios y siempre les tocó a los mismos, a los ciudadanos indefensos, fueran estos serbios, croatas ó bosnios. La diferencia entre ser víctima y verdugo era una línea fronteriza marcada en un mapa y movida a golpes de cañonazos. No apta para todos los estómagos.

Enrique Martín

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