Robin Sloan, de Twitter al señor Penumbra

Un libro que prometa ya desde el título la aparición de otros libros en él, ejerce una atracción irresistible sobre cualquier lector, porque si un libro ya augura grandes placeres imagínense la acumulación de libros. De ahí quizá el éxito de títulos que incluyen palabras como librería o biblioteca. Claro que luego no todo es Borges y su Biblioteca de Babel y abundan más los cercanos a la Biblioteca de los Muertos, ya saben un best-seller, aunque para best-seller aquel Cementerio de los libros olvidados que, aunque no estaba en el título de La sombra del viento, si parece que titula la serie que hizo famoso a Carlos Ruiz Zafón. Y así llegamos a El señor Penumbra y su librería 24 horas abierta (Roca), una novela escrita por uno de los tipos que crearon Twitter.LIBRO.El señor Penumbra y su lilbrería 24 horas abierta

Quizá este detalle debería haberme hecho pensar que este libro no iba a ser una reivindicación literaria, aunque la primera parte del mismo cumple con el precepto del sentido de la maravilla con ese protagonista que descubre la librería, pide trabajo en ella, le colocan en el turno de noche y allí va recibiendo a misteriosos clientes que buscan algo en libros enigmáticos. Incluso tiene ese protagonista el afán de introducir algunos clásicos entre los títulos que solicitan los habituales. Pero, claro, parece que los clásicos que están en el objetivo de Sloan son Harry Potter y otros productos recientes.

Por supuesto nuestro protagonista es un fenómeno de la informática y se relaciona con gente todavía más competente y todos juntos se proponen vivir una aventura donde se mezclan las sociedades secretas, los libros indescifrables, las claves crípticas, la búsqueda de la inmortalidad, con la aventura del robo, el peligro, la persecución. Vamos, que la novela es entretenida y cumple con el principio de la narración de aventuras si no fuera porque resulta algo desequilibrada en su velocidad. A veces se mueve de manera apresurada y en ocasiones se ralentiza inexplicablemente. Bueno, podemos achacárselo a la bisoñez del autor.

Por supuesto el libro está repleto de palabras oscuras: Codex Vitae, Lomo Intacto, Festina Lente, Lector Primero y de autores históricos escondidos como Manutius, un encuadernador que, cosas de la casualidad, es quien da nombre al tipo de letra que utiliza en sus libros la editorial que lo ha publicado. Así que, seguramente, le habrá resultado muy atractivo a su directora publicar esta novela que está bien, es entretenida, que podría estar algo mejor traducida, pero que proporciona un rato de sano esparcimiento sin mayores consecuencias. Ya saben el típico libro del verano para estos tiempos de flojera intelectual. Y debe tener tan claro el autor que estaba escribiendo una novela de éxito, quizá el sentido arácnido del que alardea el protagonista, para que vean las referencias, que deja la cosa preparada para que el protagonista y el señor Penumbra del título vivan nuevas aventuras. Pues que haya suerte.

Félix Linares

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *