Lecturas de fin de semana. Las dulces historias de Anne Tyler

La estadounidense Anne Tyler (Minneapolis, 1941) se hizo famosa en todo el mundo por su novela El turista accidental y la exitosa película a la que dio lugar. Galardonada con premios tan prestigiosos como el Pulitzer por Ejercicios respiratorios y el PEN/Faulkner por Reunión en el restaurante Nostalgia, su obra se caracteriza por el vivo retrato que hace de la sociedad estadounidense y de los tipos raros que produce.

El hombre que dijo adiós (Lumen) es su noveLIBRO.El hombre que dijo adiósla más reciente. Cuenta la historia de Aaron, un editor de vida rutinaria, que acaba de perder a su mujer, Dorothy. Pero Aaron habla con ella, incluso pasea con ella, a pesar de que sabe que eso es imposible. Y lo que le sorprende más es que parece que otros, vecinos y algunos familiares, pueden verla. Encerrado en la casa de su mandona hermana Nandina y refugiado en su trabajo,  Aaron toma la decisión, no muy meditada, de reconstruir la casa donde vivían, destruida por la caída de un árbol que mató a su esposa. Será, piensa, su forma de decirle adiós.

En la novela Anne Tyler entrelaza el presente con el pasado. Y así pasamos de la amargura del protagonista por la pérdida de la persona amada al periodo en el que Aaron conoció a su mujer y se enamoró de ella. En principio dos personas sin nada en común. Aaron era un solitario dedicado ya al negocio editorial familiar especializado en “libros para principiantes” y Dorothy una doctora competente pero sin ningún tipo de empatía con colegas y enfermos. Sus vidas independientes y sus soledades hicieron curiosamente que su amor fuera raro y frío, pero sólido. Estas dos líneas de narración se entremezclan con la reconstrucción del hogar destruido que da lugar de nuevo al amor, aunque no sea el del protagonista.

Una novela entrañable, que nos habla de las amarguras de la vida, de lo extraños que podemos ser unos con otros, de los errores que cometemos al relacionarnos y de la posibilidad del amor que siempre está ahí, difícil y gozoso, para hacernos la vida un poco más llevadera.

Enrique Martín

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