JÉRÔME FERRARI
El sermón sobre la caída de Roma (MONDADORI) 175 páginas
El escritor francés Jérôme Ferrari (París, 1968) ha alcanzado una gran notoriedad en los últimos años por dos novelas que han tenido un fuerte impacto. En primer lugar por El sermón sobre la caída de Roma, premio Goncourt el año pasado, que narra la historia de dos personas que deciden dejarlo todo, sus estudios, e irse al sur ante la convicción de que el mundo, como la antigua Roma, se desmorona. Y en segundo lugar por la novela anterior del autor, Donde dejé mi alma, que ha publicado recientemente la editorial Demipage, que provocó un intenso debate en Francia por la crudeza con la que se afrontaba la vergüenza de las torturas en Argelia por parte del ejército galo. Un autor a seguir.
JOHN LE CARRÉ
Una verdad delicada (PLAZA JANÉS) 360 páginas
Hacía tres años que no se publicaba una nueva novela del inglés John Le Carré (Dorset, 1931), el maestro de las novelas de espionaje. El autor de El espía que surgió del frío, El topo, El sastre de Panamá ó El jardinero fiel, entre otras obras maestras, supo reciclarse cuando el telón de acero se vino abajo y el espionaje pasó a otro nivel. Ahora en Una verdad delicada cuenta la historia de un funcionario del ministerio de asuntos interiores británico que tiene que elegir entre la conciencia y el deber para con su servicio. Todo gira en torno a una operación secreta contraterrorista para secuestrar en Gibraltar a un traficante de armas yihadista. Una apuesta segura.
JAMES ROSS
Mal dadas (SAJALÍN) 348 páginas
James Ross (1911-1990) es uno de esos talentos ocultos que de vez en cuando salen a la luz. En 1940 publicó la novela Mal dadas que fue recibida con grandes elogios por autores como Raymond Chandler y Flannery O’Connor. Ross escribió después un puñado de relatos que aparecieron en varias revistas y tres novelas más que nadie publicó. Desengañado se dedicó al periodismo. En 1976, la novela fue reeditada con un epílogo de George V. Higgins, otro talento recobrado. Una novela negra, sórdida y depravada, sobre la América profunda marcada aún por los estragos de la Gran Depresión. Un chico que lo ha perdido todo se ve envuelto en los negocios sucios de un amigo, que incluyen un asesinato. Sobrecogedora.
WENDY GUERRA
Negra (ANAGRAMA) 320 páginas
Wendy Guerra (La Habana, 1970) es una de las escritoras cubanas más conocidas de su generación. La editorial Bruguera publicó sus dos primeras novelas Todos se van y Nunca fui primera dama, a las que siguió Posar desnuda en La Habana, en Alfaguara. Guerra es directora de cine, actriz y guionista (fue alumna de Gabriel García Márquez), y una consumada poeta. En Negra cuenta la historia de una hermosa modelo negra criada en la cultura afrocubana y en los rituales de la brujería de los orisha, que un día decide abandonar este camino para encontrar un nuevo sueño en las pasarelas francesas. Esta criolla sensual e ilustrada intentará sobreponerse a su trágico destino. De tabúes y trópicos.
PIEDAD BONNETT
Lo que no tiene nombre (ALFAGUARA) 130 páginas
Dice el poeta Luis García Montero sobre este libro, en el que se narra la vida y suicidio de Daniel, el hijo de la escritora colombiana Piedad Bonnet (Amalfi, 1951), que “la gran literatura convierte la historia personal en una experiencia humana colectiva”. Dice otro escritor, Andrés Neuman, que el talento de Bonnet provoca “una admiración que es, a partes iguales, de índole personal y estética”, una admiración ante “la delicadeza de su herida” que nos transforma automáticamente en miembros de su familia. Un libro en el que, afirma Héctor Abad Faciolince, aprendemos que no hay consuelo ante la pérdida más imposible, pero que se escribe del horror simplemente porque es la “verdad”. Luminoso dolor.
