Tras el libro de relatos Lile, Y el poemario Hutsik, el escritor, bertsolari y dibujante vizcaíno Peru Magdalena ha publicado hace relativamente poco la novela Egia esan. El protagonista, Kimu, relata cómo un día su excéntrico padre, Arri, se fue a Mongolia y dejó de  dar señales de vida. “Hori da dena. Ez da oso zaila azaltzen. Eramaten da zailago, egia esan”, explica el narrador. Magdalena construye un personaje paterno excesivo e inestable. Se trata de un hombre a quien parece gustarle tanto la vida que no le alcanza solo con vivir una. Escritor diletante, mujeriego e impulsivo, acabará separándose de su mujer, de María, la madre de Kimu. En esa etapa se traslada a un pequeño caserío destartalado donde da rienda suelta a su ansia de libertad, a su necesidad de vivir la vida intensamente.

Kimu siente a veces, ante determinados comportamientos de su padre, que el papel del progenitor se ha invertido. Aunque el joven se da cuenta de las rarezas de Arri ya de niño, durante una peculiar escapada a Asturias. Tras la ausencia de su padre, Kimu recibe de Kleo –una persona muy importante a lo largo de la vida de su padre- unos cuadernos con anotaciones sobre un antiguo viaje a los andes. El joven no tardará en decidirse a seguir los pasos de su padre y volar a Argentina para conseguir entender las razones de la desaparición, para tratar de comprender a Arri.

Egia esan es una novela dinámica, en la que el narrador interpela a veces al lector y en la que se alternan puntos de vista sin menoscabar la historia. En estas páginas hemos encontrado cantidad de referencias a poetas, bertsolaris, músicos, incluso y como curiosidad les diremos que aparece citado hasta nuestro compañero Roge Blasco. Pero lo que hemos hallado sobre todo es una reflexión sobre la paternidad y un homenaje a la aventura, al viaje desprogramado, y al hecho de vivir la vida libremente porque ¿no necesitaremos quizá un poco más de rock & roll? Egia esan.

Txani Rodríguez