Eloy Tizón, el regreso del maestro del relato corto

Tras siete años de silencio editorial,  Eloy Tizón vuelve a las librerías con Técnicas de Iluminación.  Autor de tres novelas y de varios  libros de relatos –entre ellos, el formidable Velocidad de los jardines– este madrileño está considerado uno de los mejores narradores del panorama actual. En este nuevo trabajo, Tizón capta momentos de iluminación. Ese momento preciso, se dice en uno de los cuentos, en el que uno decide dar una brazada más, la definitiva, la que le llevará a un lugar sin vuelta atrás. Y efectivamente, no faltan en este libro momentos de iluminación, puntos de giro. cubierta_TIZON_imprentaLos relatos arrancan en la cotidianidad y se desarrollan a bordo de trenes de cercanías, en las afueras de las ciudades, en centros comerciales; sin embargo, Tizón logra otorgar a las servidumbres de nuestro estilo de vida, un toque onírico, fantástico. Buen ejemplo de esto, es el relato La calidad del aire. En esta historia suceden cosas sorprendentes, inexplicables, pero también se alude no ya a la realidad sino a la actualidad. A través de pequeñas frases o breves párrafos, el autor logra poner el dedo en la llaga: “La billetera y las llaves ocupan en el espacio unos 10cm2. Toda nuestra civilización depende de esos 10 cm2”, afirma.

Por otro lado, es destacable el cariz metaliterario de esta colección de cuentos. En ella se alude a autores como Walser, Proust o Dostoiesky y se reflexiona sobre la escritura. En el cuento Los horarios cambiados se dice que escribir es estar más despierto de lo normal y compara este acto creativo con el hecho de hacer las maletas. “Preparar una maleta era igual de comprometido que urdir una ficción, soñar un libro o construir un universo poético”, se dice.

Técnicas de iluminación arranca con unos relatos en los que el estilo supera a la acción, en los que se establece una música, después el libro avanza hacia mayores concreciones. Lo que es constante en estas páginas es la belleza de las frases, la fuerza de las imágenes, de las enumeraciones, de las descripciones. Y no importa que lo descrito sea un objeto intrascendente porque este autor lo convertirá en algo literario. Por ejemplo es capaz de definir una mecedora como esa silla altisonante que parece un homenaje a la duda.

En resumen, Eloy Tizón en este Técnicas de iluminación usa la luz de quirófanos y la que se desprenden tímidas bombillas; lo mismo emplea cañones de colores y luces de neón que la luz de los candiles, más siniestra. No le faltan recursos; más bien al contrario, ha vuelto a demostrar su maestría a la hora de escribir cuentos.

Txani Rodríguez

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