El Agujero Negro. Azoka

El despertador sonó otra vez a las ocho en punto en el mismo hotel de Durango. Se desplazó corriendo hacia la feria y se encontró de nuevo con aquel viejo compañero de clase que le parecía imbécil. Esta vez ni siquiera se paró a hablar. Entró en el recinto y vio los mismos stands en los mismos sitios con los mismos productos a la venta firmados por los mismos autores. Salió a tomar el aire y el mismo mimo se puso a juguetear con el ante el regocijo de los abundantes presentes. Abrumado por tanta repetición salió a beber por todo Goienkale hasta quedar dormido como una marmota tras llegar al hotel dando tumbos.

El despertador sonó otra vez a las ocho en punto en el mismo hotel de Durango…

Roberto Moso

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