Política, comida y bebida en otra novela de Xabier Montoia

Azken afaria comienza en un txoko del casco viejo de Bilbao y se retrotrae a la época del gobierno del lehendakari Juan José Ibarretxe. Allí se han reunido cuatro antiguos compañeros de la Facultad de Derecho de Deusto. Uno es Juanjo Rodera, un sindicalista nacido en Madrid cercano a la izquierda abertzale. Otro es Cosme Astoreka, un destacado dirigente del Partido Nacionalista Vasco. Con sus ideas políticas simpatiza el tercer comensal, Félix Goñi, que trabaja como abogado. El cuarto es Samuel Salabarria, el escritor vasco más famoso de todos los tiempos, tanto que su nombre lleva años sonando para el Premio Nobel.  Precisamente, esa reunión se ha organizado en honor al autor, que aunque vive en California está de visita en Bilbao. Mientras disfrutan de la comida y de la bebida, hablan mucho de política y se evidencia que cada uno tiene una forma de pensar. LIBRO.Azken afariaHablan sobre el comunismo y sobre el capitalismo, sobre los cambios que ha experimentado nuestra sociedad y también sobre mujeres, sobre la situación de sus matrimonios, sobre la soltería de Salaberria…

Esta reunión centra la primera de las cuatro partes, Bazkaria, Gaua, Gauaren gau, Afaria. El primer capítulo podría llevarse sin problemas al teatro porque transcurre íntegramente en ese txoko del casco viejo y descansa sobre las conversaciones de los cuatro ex compañeros. Pero al comienzo de la segunda parte, la novela da un giro cuando, una noche, se llevan detenido a Eneko, el hijo de Félix Goñi. Le acusan de pertenecer a la kale borroka, de formar parte de un grupo Y. Desde el primer momento, Goñi y su mujer lucharán incansables por defender a su hijo, a quien creen inocente. Pedirán ayuda a los amigos, al influyente Astoreka, por ejemplo, y a Juanjo Rodera, que aceptará defender al joven.

En Azken afaria se desliza pronto la posibilidad de que detrás de las detenciones pueda haber algo más: una estrategia, una venganza… En cualquier caso, la posibilidad de que haya una vuelta de tuerca en la trama aumenta el interés en la novela. También resulta destacable la facilidad  de  Montoia  para recrear la realidad vasca desde distintos puntos de vista en un loable ejercicio de empatía literaria. Azken afaria es también un retrato conmovedor sobre el amor incondicional que unos padres sienten por su hijo. Pero lo mejor del libro es que resulta muy entretenido, que engancha. Lo que menos me ha convencido es que cuesta entrar en los diálogos, porque Montoia, que, como otros autores, prescinde de los guiones, alterna comas y dos puntos para atribuir las frases. Al principio puede desconcertar un poco. Pero el lector se acostumbrará enseguida y no tendrá más que deslizarse por la pendiente de una novela bien narrada

Txani Rodríguez

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