Joxean Agirre, el muerto vivo y la Miss Marple donostiarra

El arranque de Adiskide bat nuen no deja al lector indiferente y aunque el tono de la novela es irónico, a veces incluso surrealista, las primeras páginas están gobernadas por un hecho luctuoso: el narrador-protagonista relata cómo un amigo suyo, Garibaldi, decidió quitarse del medio rompiendo las cuerdas de un parapente y dejándose caer al mar. Sin duda, la muerte al estilo del vuelo de Ícaro es bastante aparatosa, más teniendo en cuenta que había convocado a un buen puñado de conocidos para que asistieran a ese momento final. La sorpresa llegará días después cuando en el momento de echar sus cenizas al mar se procede a dar lectura a una carta que Garibaldi había escrito antes de morir. A través de unas breves líneas, que dejan a todos los reunidos bastante perplejos, Garibaldi asegura no ser tal y afirma que el verdadero aún sigue vivo. Conviene ahora explicar que Garibaldi había sido miembro de ETA y que había permanecido en la cárcel el tiempo suficiente como para que quien lo sustituyera pudiera informarse bien de la vida de sus amigos. La revelación es recibida como la última broma del fallecido por casi todos. Otros, como el narrador deLIBRO.Adiskide bat nuen la historia, no están tan seguros de que sea solo una excéntrica forma de decir adiós. Enseguida se pondrá en contacto con él un comisario de la Ertzaintza que también está convencido de que estaban ante un impostor.

El afán por tratar de esclarecer la verdad en torno a Garibaldi, un afán que el protagonista compartirá con la hija del desaparecido, centrará parte de la novela, pero Adiskide bat nuen tiene muchos otros elementos de interés. Como en ocasiones anteriores, la literatura y los juegos metaliterarios están presentes en la historia. Teniendo en cuenta que el protagonista es un profesor de Literatura, que Garibaldi  tuvo veleidades poéticas y que el ertzaina también quiso ser escritor no es raro que en las conversaciones de estos personajes se referencien nombres muy principales de la historia de la literatura. Otro de los aspectos que más me ha gustado del libro es el sentido del humor con el que Agirre dibuja la relación de pareja del protagonista. Su esposa, que acude a un coach sexual, demanda de él tanta actividad y en un modo tan teatral y enérgico  que el hombre siente que no puede estar a la altura. Eso no impedirá que el narrador fantasee continuamente con una joven que ha conocido de forma fortuita en una cafetería.

Lo cierto es que Adiskide bat nuen  ofrece una galería de situaciones construidas con mucha solvencia y con bastante gracia. Además, los personajes están muy bien. Uno de mis favoritos es la madre del ertzaina, una mujer suspicaz donde las haya, una especie de Miss Marple donostiarra.  La novela, como ya os estaréis imaginando, tiene una trama que a través de personajes que entran en relación con el narrador, se divide en subtramas. El resultado es una historia muy entretenida, escrita con enorme solvencia, y que aunque a ratos resulte casi descacharrante no renuncia a la seriedad ni a la profundidad a la hora de hablar de reflexionar sobre nuestra actual situación política y social.

Txani Rodríguez

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