Lecturas de fin de semana. Anne Serre, el escándalo que no fue

Si este libro hubiera sido publicado por un autor español se hubiera montado tal revuelo, que es posible que el escritor hubiera acabado ante los tribunales con una denuncia de corrupción de menores. Pero este libro ha sido publicado en Francia, por una autora francesa, y los críticos han dicho de él que es “un cuento elegante y estremecedor, sutilmente escandaloso”, “una fábula para adultos”, “un cuento gozoso, acerca de una infancia encantada”, “un texto duro y enigmático”, “un shock literario”, “un cuento naif y cruel”, “una historia cautivadora”… Todo han sido halagos.LIBRO.Ponte, mesita

La novela está narrada por una chica, desde que es niña, hasta su juventud. Vive en una casa con una familia peculiar, en la que los tabúes del sexo han sido prácticamente eliminados. La madre siempre va desnuda y con la lívido desatada, el padre es un ogro que “pilla” lo que le echen, las hijas buscan caricias y en algunos casos mucho más, y los invitados y amigos están a lo que están, a disfrutar del sexo: el doctor Mars enamorado de la madre, la fiel y elegante Marjorie Higgins, el óptico “lobuno” Pierre Peloup, los indiferenciables gemelos Vinssé, la aristocrática Myriam de Choiseul y hasta el agente de seguros que llegó y prácticamente se quedó. De puertas afuera nada indica que la familia sea especial. De puertas adentro, cada día es una bacanal.

Y esto es tan solo la primera parte, porque en la segunda asistimos a la marcha de la protagonista de su hogar con tan solo quince años. Su deambular por todo el país, como una vagabunda, pero con un quinto sentido para no pasar apuros. Su intento de buscar su lugar en el mundo. Su desapego del sexo. Su incapacidad para empatizar con los demás. Su búsqueda desesperada del amor.

Un libro curioso que puede provocar sorpresa e incluso escándalo en más de uno. Una especie de fábula, una mezcla de la literatura del Marqués de Sade y la de los hermanos Grimm. Por algo la novela se titula ¡Ponte, mesita!, el título de aquel relato que hablaba de una mesa maravillosa que con solo ordenárselo se llenaba de manjares.  El problema es que el exceso puede llegar a causar hastío. Requiere una lectura atenta.

Enrique Martín

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