Es curiosa la trayectoria de Matthew Pearl, un autor que era muy joven cuando se hizo famoso con su primera novela, El Club Dante, en los dÃas en que triunfaban tÃtulos como El código Da Vinci, al que editorialmente se oponÃa con una supuesta superior calidad nuestro autor. En realidad Dante tenÃa poco que ver con aquella historia en la que un grupo de intelectuales encabezados por Henry Wadsworth Longfellow simultaneaban la traducción definitiva al inglés de La Divina Comedia con la investigación de los crÃmenes de un asesino que se inspiraba en los tormentos del infierno de Dante en el Boston de 1.865. Tuvo merecido éxito y el autor trató de repetirlo en sus dos siguientes obras, La sombra de Poe y El último Dickens, donde el escritor ya utilizaba a los autores mencionados en el tÃtulo como protagonistas de sus intrigas. No repitió el éxito y esos relativos fracasos extendieron la sospecha de que su primera novela no era tan buena como parecÃa.
En riesgo pues de perder su credibilidad y prestigio Matthew Pearl decidió volver a los orÃgenes, a Boston, a aquellos dÃas cercanos a la guerra civil americana, olvidarse de escritores famosos y lanzarse de cabeza a la investigación de cuestiones imposibles para la ciencia del momento y relacionadas con la creación del Instituto Tecnológico de Massachussets. Y asà cuenta afanes de cientÃficos, ambiciones de polÃticos, manejos de empresarios y esfuerzos de jóvenes estudiantes para ganar la partida donde se juega su futuro. Pearl hace un mayor esfuerzo en el retrato de la sociedad de ese tiempo al presentar a muchos personajes de diferente carácter y extracción social, cada uno de ellos empeñado en una misión titánica. Y se preocupa de que la acción avance incontenible, de trabar bien la narración, de incrementar eficazmente el misterio, dando pinceladas, sugiriendo enigmas, haciendo crecer a los personajes. Pero, todo es en vano. A momentos de cierta intensidad siguen bastantes páginas de aburridas acciones que se pierden en asuntos poco estimulantes. Igual es cierto que Pearl es un bluff que tuvo un golpe de suerte con su primera novela y nada más. No, creo que es injusto despacharse asà con un escritor cuyo único problema es que equivoca el tono y asà desbarata las posibilidades de conseguir otra novela valiosa.
Me parece que hay un factor que aparecÃa en la primera novela y después ha desaparecido de la obra del escritor: el humor. Tampoco es que Matthew sea un humorista, pero en su primer tÃtulo algunos personajes extravagantes vivÃan momentos disparatados que aliviaban la sordidez de la trama general. Quizá la sombra de Poe lanzó demasiadas tinieblas sobre su segunda novela y las siguientes y ahà tenemos a nuestro hombre empantanado, sin saber por dónde tirar. Pero yo no seguirÃa leyendo a un tipo que tiene tres fiascos y solo una novela destacable ¿verdad? Puede que me dejara guiar por los apellidos Poe y Dickens en sus anteriores novelas, pero ¿por Los tecnólogos? Sigo creyendo que Matthew Pearl tiene potencial, que solo necesita perder el miedo, relajarse, sonreÃr y seguramente volveremos a tener una buena novela suya en las manos. De momento esta que les comento está bien, no les iluminará, no les estimulará, no les afectará, pero les hará pasar algunas horas entretenidas, y también algunas aburridas, lo siento. Confiemos en el futuro y en su capacidad de reacción.
Félix Linares