Redescubriendo a Leopoldo Lugones

Leopoldo Lugones vivió entre 1874 y 1938 y fue uno de los escritores argentinos más influyentes de su tiempo. Encuadrado en el movimiento modernista, su imaginación desbordante y su vasta cultura le convirtieron en una referencia para toda Latinoamérica. Cultivó la poesía –para mi gusto no ha envejecido bien-, el ensayo, la historia y la filosofía, y fue un inventor de palabras. Pero su ingenio brilló especialmente en el relato corto donde pudo concentrar su vasto saber y su sentido estético en hermosas gemas narrativas. Sin él es imposible entender el por qué de la existencia en un solo país de tantos maestros del cuento como Cortázar, Bioy Casares y sobre todo Jorge Luis Borges.

Filosofícula es una recopilación de relatos, y algunos poemas, realizada por el propio Lugones. Una recopilación en la que el autor quería dar a conocer cuáles eran los temas que le interesaban y por dónde se movían sus planteamientos éticos. Aunque, eLIBRO.Filosofículaso sí, para quitarse importancia en el prólogo escrito para la ocasión asegura que no quiere que nadie se tome en serio este volumen porque se trata de un libro “modesto y ligero, lo cual no le impide ser filosófico”.

El libro reúne, en tan solo 149 páginas, 43 relatos y siete poemas. Los relatos, aunque aparentemente no están agrupados, si que están unidos por finos hilos temáticos. Hay por ejemplo un grupo que podríamos denominar mitológicos ó fabulosos, porque transitan por ellos el rey Salomón, la cuentista Sherezade, el poderoso Hércules, Orfeo y Eurídice, el dios Pan… Hay otros que podríamos denominar renacentistas, porque en ellos abundan los Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, Dante y Beatriz, los Médicis… Hay algunos que hablan de las enseñanzas de los más grandes: Epicuro, Voltaire, Anatole France… Hay también unos cuantos que hablan de cómo el hombre primitivo se transformó en homo sapiens y encontró la belleza, el amor, la soledad, las flores, la galantería… Y hay un gran capítulo dedicado a la vida de Jesús en la que el autor hace una lectura bastante irreverente y sin embargo profunda del Nuevo Testamento. Especialmente hermoso es aquel en el que descubre que hizo San José con el regalo que los Tres Magos de Oriente hicieron al Niño Jesús. Y luego están los poemas que, como ya queda dicho, a este que comenta poco le dicen.

Un libro que es como un vademécum de buena literatura. Quizás haya algunos cuentos que nos chirríen un poco por su “esteticismo” (pasa mucho por ejemplo con otro modernista, Rubén Darío), pero son tantas las sorpresas que esconde este pequeño volumen que merece la pena patinar un poco de vez en cuando. Porque en Leopoldo Lugones está el inicio de esa gran literatura argentina que nos conquistó en el siglo XX, y si me apuran, de parte de la gran literatura escrita en castellano en el continente americano.

Enrique Martín

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