Los días de Nevada de Bernardo Atxaga

Podría decir que en Nevadako egunak (Pamiela), el escritor de Asteasu Bernardo Atxaga da noticia de su estancia, desde agosto de 2007 a junio de 2008, en Estados Unidos, en concreto en la Universidad de Reno. Si dijera esto estaría remitiéndome al género  autobiográfico sin embargo esta definición sería limitada e imprecisa. El hecho de que el nombre de su mujer y sus hijas, que le acompañaron en aquel viaje, no se correspondan con los reales evidencia que este libro no es exactamente un diario. Nevadako egunak es un compendio de 150 textos que ofreceLIBRO.Nevadako egunak como resultado final un hibrido entre la crónica de viajes, la novela de campus, el relato, el ensayo y la biografía.

El oficio y la singular mirada de Atxaga nos permite conocer la vida en Nevada: cómo es la universidad, cuáles son los temores de esas sociedad, cuáles sus protocolos y sus anhelos. Las descripciones de un entorno habitado por mapaches, serpientes cascabel y osos, son plásticas. El desierto tiene una presencia muy potente en el libro. Y es que de alguna manera, el paisaje abierto de Nevada está vinculado al proceso creativo que ha originado este libro.

Sin embargo, Nevadako egunak no supone únicamente una mirada al exterior; también hay una mirada al interior del escritor, a su memoria y a sus sueños. Esa otra mirada es la que configura los textos más intimistas en los que destaca la relación del escritor con sus padres. Precisamente, en el texto Azken pieza que puede leerse de forma independiente, el narrador relata las horas inmediatamente posteriores a la muerte de su madre. Esos momentos en los que todo, comer, caminar, montarse en un coche, hablar con los hermanos, todo, absolutamente todo resulta raro y en cierto modo la vida ya nunca dejará de resultar eso: algo raro.

En definitiva, los seguidores de Atxaga encontrarán en Nevadako egunak un Atxaga en un registro diferente, y un libro mestizo, fronterizo, en el que los géneros se desdibujan para modelar los paisajes exteriores e interiores de aquellos días en Reno.

Txani Rodríguez

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