El Agujero Negro. Nirvana

Ni el cannabis, ni la coca, ni el caballo, ni el LSD, ni meditación trascendental alguna podrían igualar ni remotamente aquel estado de absoluto nirvana, de ausencia de cualquier preocupación, de inmensa serenidad. Pero llegó el momento de nacer. El descubrimiento del dolor y del llanto. La condena a luchar por nuevos paraísos, que siempre serán sucedáneos.

Roberto Moso

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