Bevilacqua y Chamorro siguen en la brecha

Lorenzo Silva es un escritor popular, un escritor muy leído y también muy premiado. Un escritor que tiene una pléyade de incondicionales. Muchos de ellos ligados a una serie de novela negra protagonizada por dos guardias civiles, el brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro. Un autor único que tiene dos de los premios literarios más importantes de España (el Planeta y el Nadal) por dos entregas de su serie policíaca. Los cuerpos extraños es la octava historia en la que se narran las aventuras y desventuras criminales y personales de sus populares personajes.

En esta novela, como en las dos anteriores, la crisis económica española y la corrupción están muy presentes. Los dos investigadores y parte de su equipo son trasladados de Madrid al Levante español para investigar el asesinato de una joven alcaldesa de un municipio valenciano donde muchos de sus dirigentes tuvieron que dimitir ó les hicieron dimitir por sus trapicheos con los grupos de poder económico y con las mafias locales e internacionales. La muerte de la alcaldesa parece que tiene que ver más con su vida personal (a pesar de estar casada coLIBRO.Los cuerpos extrañosn un buen tipo y ser madre de un niño de corta edad, le van las aventuras sexuales fuera del matrimonio con hombres y mujeres) que con su actividad política, pero evidentemente nada es lo que parece y enseguida se vislumbran oscuros intereses crematísticos. La alcaldesa podría haber sido asesinada por oponerse a algunos negocios sucios. Pero ¿quién está detrás de su muerte, algún grupo externo ó alguien de su entorno?  Bevilacqua y Chamorro tendrán que moverse con pies de plomo, porque pisar los callos de políticos con muchos contactos puede hacerte la vida imposible, si no tienes los paraguas apropiados, a saber unos jefes con coraje ó un juez con ética profesional.

Lorenzo Silva es un profesional de la escritura y eso se nota para bien. No da puntadas sin hilo, todo está perfectamente medido, hasta los parones que provoca la investigación policial, que el autor tan bien conoce, le dan el “tempo” preciso a la narración. El autor desvela lo que tiene que desvelar y va perfilando poco a poco a cada personaje ocasional según va a avanzando la investigación criminal, hasta el punto de que el propio lector tiene la sensación de formar parte del equipo de Bevilacqua y Chamorro. Como es habitual en sus novelas, el escritor nos irá dando claves también de la evolución de la vida personal de sus protagonistas, de sus pequeños fracasos sentimentales y de sus momentos de solidaria camaradería que nunca traspasarán el límite de lo permitido entre un superior y un subordinado, aunque éstos sean amigos.

Que nadie deje de leer esta novela porque se sienta fuera del mundo de los dos personajes principales, porque el escritor da los datos precisos, un par de pinceladas, al principio del libro, para que los no habituales puedan hacerse una idea bastante exacta de las circunstancias vitales y profesionales de los protagonistas. Unos protagonistas metidos en el marasmo de la corrupción y la violencia con el coraje y la ética suficiente para intentar salir indemnes. Aunque esto sea imposible, porque lo normal es que uno vaya dejando girones de sí mismo cada vez que se enfrente a las maldades y miserias del ser humano.

¿Cuántas novelas quedarán de Bevilacqua y Chamorro? Esperemos que muchas porque nos hemos encariñado con ellos y porque sus historias nos han servido para conocer mejor el a veces truculento paisaje de la vida social española de los últimos quince años.

Enrique Martín

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