El retorno sangriento de Jon Ayaramandi

Hace dos años nos sorprendió a todos, a este lado y al otro de la frontera, la irrupción de un novelista francés llamado Frantz Delplanque. Solo sabíamos de él que era un hombre dedicado a la gestión cultural, trabaja en este campo en el ayuntamiento de Montpellier, y que se definía como lector compulsivo. Su debut literario se produjo con una novela que era un puñetazo en el bajo vientre. Se titulaba Un gramo de odio y en ella presentaba a uno de los personajes de novela negra más fascinantes de los últimos tiempos, el asesino a sueldo Jon Ayaramandi.

En aquella novela el sicario vasco aparecía disfrutando plácidamente de su jubilación en su País Vasco natal en el pueblecito costero de Largos cerca de Baiona la capital de Iparralde. Ayaramandi, que no aparenta la edad que tiene -68 años en la primera novela y 69 en la actual-, gracias a un físico impresionantemente trabajado, es un tipo erudito. Lee mucho y le gusta con locura la música anglosajona que escucha a todas horas. Tiene memoria musical. Recuerda canciones a mansalva y tiene una para cada momento. Además es un tipo que tiene una gran vida interior. La conocemos porque la historia está narrada en primera peLIBRO.Elvis ó la virtudrsona.

En Elvis ó la virtud, tras las vicisitudes del primer libro y la riada de muertos que provocó el rescate de Al, el doctor al que perseguía la mafia y del que estaba enamorado su protegida Perle, Ayaramandi ha recuperado la placidez. Pasa el rato con la hija de Perle, Luna, a la que considera su nieta, y con su amigo Jean-Luc el dueño del bar Cap’tain, y se atisba en el horizonte cercano un idilio con Mylene, peluquera despampanante y amiga de Perle.  Pero nadie ha dicho que todo vaya a ser fácil. Porque la situación empieza a complicarse pronto cuando alguien comienza a matar uno a uno a los componentes del grupo de rock del grupo Fucking Puppets que lidera Valentin, amigo de Ayaramandi y su chófer cuando ejercía de asesino profesional. ¿Quién está tras los asesinatos? ¿Alguien que sabe del pasado de Ayaramandi y Valentin? ¿Ó algún descerebrado que no soporta las divertidas irreverencias, poco amigas del poder económico y político, del grupo de Valentín?

La historia se ve aderezada con la aparición de nuevos y jugosos personajes, como ese hermano gemelo de Burger, el asesino al que mató Ayaramandi en la primera novela, y que es más de lo que parece (un sacerdote entregado a su pasión educadora); ó como Marc-Aurèle Cassou, el corrupto consejero de desarrollo sostenible del consejo general de los Pirineos Atlánticos. Además reaparecen otros personajes secundarios jugosos como el ex jefe de Ayaramandi, el culto y sagaz Marconi, y Paco el jefe del clan gitano que tiene que volver a echar una mano a nuestro héroe.

La novela transcurre a mil por hora entre persecuciones, canciones escuchadas con el volumen a tope, asesinatos salvajes, torturas inenarrables, algunos polvos inolvidables, fiestas vividas al límite (¡Ay, esas dionisiacas fiestas de Baiona!) y un envidiable sentido del humor, a veces irónico, a veces sarcástico, aunque siempre coloreado de una exquisita ternura.

Frantz Delplanque completa además el esquema narrativo con capítulos en los que se recuerdan algunos casos de Ayaramandi cuando estaba en activo, casos que el protagonista va escribiendo y guardando a buen recaudo, bajo amenaza de ser publicados en caso de que su ex jefe Marconi, quiera enviarle al otro barrio. Por cierto, asesinatos que nuestro héroe no tuvo ningún problema moral en cometer, porque los consideraba parte de su profesión. Eso sí, había un código: nunca mataba por cuestiones racistas y nunca a niños.

Como decíamos en la reseña de hace año y medio, larga vida a Jon Ayaramandi. Novelas para pasárselo en grande.

Enrique Martín

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