El tocho. Los Césares según Suetonio

LIBRO.Vida de los CésaresInstituyó también un templo propio para su divinidad, y sacerdotes y víctimas selectísimas. En él se alzaba una estatua de oro tallada a su imagen, a la que se vestía a diario con un traje como el que él usaba. Los ciudadanos más ricos compraban por turno las dignidades más importantes de aquel sacerdocio con sobornos y a la puja más alta… Es más, por las noches invitaba con frecuencia a la luna llena y refulgente a echarse en sus brazos y acostarse con él. Pero durante el día conversaba en secreto con Júpiter Capitolino, ya cuchicheando y acercando a su vez el oído, ya elevando más la voz e incluso lanzando injurias; pues se oyó amenazarle con esta frase: O me quitas de en medio a mí o yo te quitaré a ti

Este es un párrafo de las Vidas de los Césares de Suetonio. Un fragmento, más concretamente, de la vida del emperador Calígula, donde se muestran algunos detalles de su insondable locura, que por excesiva llega incluso a ser poética.

Las Vidas de los Césares es uno de los grandes conjuntos biográficos que la cultura latina nos ha legado; un texto que, por la originalidad de su estilo y la variedad de fuentes recogidas, complementa la labor de otros historiadores imprescindibles de la época, como Tácito o Tito Livio. Suetonio vivió entre los siglos I y II después de Cristo, en época de los emperadores Trajano, del que fue bibliotecario, y Adriano, al que sirvió como secretario epistolar. Cuando cayó en desgracia, hacia el 122 después de Cristo, comenzó a publicar esta obra, conocida también como Vidas de los doce césares, donde describe las luces y sombras en la vida de los primeros doce emperadores, desde Julio César (que inicia la saga, aunque en puridad no llegó a serlo), hasta Domiciano.

Frente a Tácito o al griego Plutarco, la originalidad de Suetonio como historiador radica en que no está interesado en narrar los hechos de forma cronológica, sino en crear retratos morales de sus biografiados, haciendo balance entre sus vicios y virtudes. Así, partiendo del indomable ambicioso que fue César, y con la única excepción duradera del pacífico gobierno de Augusto, vamos, de la mano de Suetonio, asistiendo estremecidos al uso brutal del poder: descubrimos la repugnante lujuria de Tiberio, la infinita crueldad de Calígula, la cobardía de Claudio, la desmesurada vanidad de Nerón, que compendió en sí todos los defectos de sus predecesores. Y tras el vacío de poder que dejó su desaparición, presenciamos en apenas un año, el caótico 69 d. de C., la sucesión de tres emperadores de efímera existencia, nombrados por las legiones. Será el codicioso Vespasiano quien restaure el orden en el imperio iniciando la dinastía Flavia, que tiene entre sus miembros a Tito, uno de los césares más justos y benévolos, durante cuyo mandato se inaugura el Coliseo.

Las Vidas de los Césares recogen casi dos siglos de historia romana convulsa y apasionante, personificada en sus principales figuras, pero con continuas referencias a las costumbres, usos sociales y creencias de la época. Todo un tesoro cultural a descubrir. Por último, recomendarles la edición de Cátedra, profusamente anotada: la más completa que conozco de estas Vidas de los Césares de Suetonio.

Javier Aspiazu

 

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