Fuego blanco, el retorno de Pendergast

Hace veinte años dos escritores estadounidenses, Douglas Preston y Lincoln Child, escribieron una novela que tuvo cierto éxito. La titularon The relic y en ella aparecía un personaje secundario llamado Aloysius Xabier Lilius Pendergast. Tan secundario era que cuando hicieron la película dos años más tarde ni se molestaron en incluirle en el reparto. Pero en la tercera novela del dúo, El relicario, secuela de la primera, el personaje cobraba más importancia. Y en la séptima, Los asesinatos de Manhattan, se convertía en el protagonista y no abandonaría esa posición a lo largo de diez novelas más hasta llegar a la actualidad tras haber protagonizado incluso dos trilogías, sobre asuntos familiares, en la primera se enfrenta a su hermano y en la segunda a su hijo mientras investiga el aparente asesinato de su mujer, y habiendo creado a su alrededor toda una mitología.

Pendergast es una estrella de la pulp fiction, un tipo qLIBRO.Fuego blancoue puede llegar a la altura de los más grandes, un personaje que vende mucho más que sus compañeros de ficción creados por el mismo equipo y que las novelas que escriben los autores independientemente. Pero el personaje ha ido evolucionando y derivando hacia la aventura extravagante y a los poderes sobrehumanos del protagonista. Efectivamente Pendergast comenzó como investigador del FBI en las primeras novelas, pero pronto se dejaba entrever que tenía un pasado misterioso del que podría surgir cualquier amenaza. A sus extraordinarias dotes deductivas, que le emparentan con Sherlock Holmes, pronto se sumó una fuerza sobrehumana y otras virtudes físicas que le relacionan con Doc Savage y una capacidad sorprendente para aparecer en los momentos más inesperados en los lugares más insólitos, lo que le pondría en la línea de La Sombra, por ejemplo. Y aquellas investigaciones que proponían la lógica como hilo conductor, fueron mutando en aventuras extraordinarias y casi imposibles que convierten a Pendergast en un superhéroe. Por eso sus autores, de vez en cuando, le colocan en posiciones personales donde tiene que sufrir para cumplir su misión.

Pero hay otras historias, suelen ser los libros individuales que aparecen entre las trilogías, donde se recupera el estilo de las primeras aventuras, con historias muy animadas y trepidantes que no dejan respiro al lector. Y, suele añadir algo mas, como ocurre en Fuego blanco donde la intriga parte de una reunión entre Arthur Conan Doyle, Oscar Wilde y otros y donde se gesta la escritura de una nueva aventura del inquilino de Baker Street que tendrá mucho que ver con las peripecias de Aloysius. Y, de paso a la inclusión de un relato perdido de Sherlock Holmes que entra en la larga lista de pastiches en homenaje al detective. Pendergast pasa aquí a un segundo plano durante gran parte de la novela, dejando el protagonismo a una de sus pupilas, tal y como Holmes hacía, por ejemplo, en El perro de Baskerville. No hay término medio con Pendergast me temo, o te divierte hasta el entusiasmo o te aburre hasta la irritación. Yo estoy en el primer caso. Elijan equipo.

Félix Linares

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