En mitad de la noche el ardor de estómago lo desveló. Decidió levantarse de la cama. Decidió hacerse un café mientras leÃa la prensa del dÃa anterior. Decidió poner la radio. Llegada la hora decidió no ducharse pero mudarse y tras una breve deliberación decidió ponerse vaqueros y camisa de cuadros y, sÃ, playeras.
Decidió ir en metro a trabajar y nada más entrar en la oficina decidió tomarse un café de máquina. Llegada la hora decidió comer una ensalada y dejar buena parte de la tarea pendiente para el lunes. Al salir del trabajo decidió dirigirse a la zona de bares, donde se encontró con los viejos camaradas. Decidió llamar a casa diciendo que llegarÃa tarde. Tras varias consumiciones decidieron picar algo y más tarde decidieron ir a un disco-pub. Decidió meterse un par de pelotazos y después le ofrecieron aquella raya y tomó la decisión.
La última decisión.
Roberto Moso